Lunes en la Ciencia, 8 de enero del 2001
El cactus gigante en peligro
Yoav Bashan y Gina Holguín
El cactus gigante o cardón, emblema de la península de Baja California, se levanta imponente en todo el paisaje sudcaliforniano. Endémico de México, crece sólo en Baja California y en algunas partes de la costa del estado de Sonora.
El cardón es la especie de cactus más grande del mundo. Crece muy despacio, un promedio de 2 centímetros por año, y se propaga con dificultad. Los cardónes más viejos tienen cientos de años de edad y miden hasta 10 metros de altura; por lo que un Cardón de esas dimensiones cuenta con 500 años de edad y fue tal vez testigo de la visita de Hernán Cortés a la península en el siglo XVI.
La primera descripción de este cactus fue realizada por el jesuita Miguel del Barco, fundador de la Misión de San Javier, localizada cerca de la ciudad de Loreto, BCS. Este sacerdote jesuita se maravilló ante esta planta milagrosa que a pesar de contener mucha agua, crece en un ambiente semidesértico donde llueve muy poco.
Debido al aislamiento geográfico de la península de Baja California Sur y a su escasa población, la mayoría de las reservas de cardón han permanecido intactas a través de los siglos, a pesar de la ocupación española y del pastizaje llevado a cabo por ganado y cabras. Sin embargo, esta idílica situación ha llegado a su fin en esta época de apertura y en ocasiones mal entendido desarrollo.
Los visitantes casuales no se imaginan los problemas que amenazan la existencia de este cactus. Los paceños, acostumbrados al cardón como los poblanos al mole, no imaginan que para sus descendientes, el cardón puede llegar a ser lo que las perlas fueron en la ensenada de La Paz: un recurso antes abundante, pero ahora agotado, del cual solamente escuchamos en anécdotas de añoranza sobre un recurso que abundó y por alguna misteriosa razón desapareció.
Dos factores amenazan las poblaciones de cardón en BCS. Para convertirlas en tierras de cultivo, terrenos colonizados por cardónes y otras cactáceas son arrasados por bulldozers. Sin embargo, estos suelos, pobres en nutrimentos y capaces de sostener solamente unas cuantas cosechas, son eventualmente abandonados por los agricultores para convertirse eventualmente en suelos desertificados productores de una sola cosa: polvo.
Los cardónes se propagan con dificultad en la naturaleza: las plantulas bebés que logran escapar de ser comidas por roedores, difícilmente sobreviven en suelos carentes de vegetación, ya que generalmente requieren de plantas "nodrizas" que les brindan sombra y les aportan nutrimentos.
Pocas personas en la región conocen el valor ecológico del cardón, especialmente su papel como planta estabilizadora del suelo, cuyas raíces, al ramificarse y extenderse sobre la superficie del suelo lo protegen de la erosión del viento y la lluvia. Las raíces del cardón reducen considerablemente la contaminación por polvo, un problema serio en esta región del país, donde un gran porcentaje de la población sufre de problemas respiratorios crónicos.
Otro problema amenaza las poblaciones de cardón provocando la muerte de toda la planta o de uno o más brazos. Probablemente se trata de una enfermedad; sin embargo, el agente causal no ha sido encontrado. Desafortunadamente este síndrome es común y está ampliamente extendido en las poblaciones de cardón del estado de Baja California Sur.
Una pronta atención a estos problemas que enfrenta el cardón contribuirán a evitar que desaparezca esta planta de nuestro paisaje sudcaliforniano.
Los autores son miembros del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), ubicado en Baja California Sur