LUNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Veinte lesionados en Chenalhó; incumplidas, órdenes para decomisar armas
Indígenas de Los Chorros frustran el operativo contra paramilitares
Ť Indiferencia del Ejército ante las agresiones a agentes federales Ť Asume la PGR el fracaso de las acciones para desactivar los grupos civiles armados en Chiapas Ť Priístas, los agresores
Elio Henríquez, corresponsal, Miguel Utrilla Los Chorros, Chis., 12 de noviembre Ť Los pobladores de esta comunidad priísta, perteneciente al municipio de Chenalhó, impidieron a la Procuraduría General de la República (PGR) concluir un amplio operativo emprendido esta madrugada para catear 22 viviendas, con el fin de buscar y, en su caso, asegurar armas de presuntos paramilitares.
El saldo fue de dos indígenas heridos de bala, un agente del Ministerio Público Federal a quien sus agresores le sacaron un ojo, alrededor de 20 lesionados y la detención de José Santís López, a quien se le encontró un revólver.
Aunque la versión sobre las acciones en Los Chorros surgieron desde ayer tarde en la ciudad de México, donde se informó del envío de cientos de policías a esta entidad, en San Cristóbal de las Casas todo fue rumores hasta después de la medianoche, cuando una caravana de 40 vehículos, procedentes de Tuxtla Gutiérrez, llegaron a la ciudad para dirigirse al municipio de Chenalhó y luego a Miguel Utrilla-Los Chorros, comunidad considerada por organismos no gubernamentales como "la cuna" o "el corazón de los paramilitares" en esa demarcación. Incluso se afirma que ése es uno de los lugares donde comenzó a planearse la masacre de 45 indígenas ocurrida el 22 de diciembre de 1997 en Acteal.
Red de información
Los 150 policías judiciales federales y los 20 agentes del Ministerio Público que participaron en las acciones llegaron a este paraje minutos después de las cinco de la mañana. Todo parece indicar que en la comunidad ya sabían de la realización del operativo, pues media hora antes se pudo escuchar -por medio de un radio de banda civil- una plática entre representantes de Los Chorros y de otra comunidad cercana:
-Tenemos que juntar a toda la gente lo más pronto posible -decía en tzotzil.
-Pero es que no quieren ir, tienen miedo -respondía el interlocutor.
-Diles que vayan, que les voy a dar posh (aguardiente) -insistía el líder, y daba por concluida la conversación.
De esa forma, cuando los uniformados, que se dividieron previamente en nueve grupos de trabajo para cubrir igual número de áreas y que iban bajo el mando del general Leyva -miembro de la dirección general de la Policía Judicial Federal-, llegaron al paraje habitado por unas 3 mil personas, los priístas ya los estaban esperando.
En el momento en que el grupo que encabezaba el convoy entró al centro de la comunidad, todavía en la oscuridad, los tzotziles comenzaron a agredirlos con piedras, machetes, tubos y palos. En la gresca fueron hechos prisioneros seis sujetos, entre ellas uno de los guías indígenas. Juan Estrada Quintero, agente del Ministerio Público.
Como pudieron, los agentes se rehicieron y lograron rescatar a los prisioneros, severamente golpeados. Cuando intentaron abandonar el lugar se toparon con varios bloqueos en la terracería y al detenerse recibieron una lluvia de piedras.
Los policías comenzaron a disparar al aire para "disuadir" a los furiosos lugareños, pero éstos no dejaban de lanzarles objetos. Finalmente pudieron salir. Aparentemente fue en la refriega donde resultó herida de bala, en una pierna, Antonia Guzmán Entzín, de 17 años, quien, según su padre -que no quiso dar su nombre- fue alcanzada por un disparo cuando intentaba huir de casa.
Antonia Entzín López sangraba profusamente de la cabeza y se recuperaba en un sanatorio privado de San Cristóbal de las Casas. El agente del MPF Estrada Quintero fue internado en el hospital regional de esa localidad. Los funcionarios de la PGR que iban al frente del grupo se dirigieron entonces a las autoridades del lugar para pedirles que se calmara la gente y que permitieran que 22 viviendas fueran cateadas.
Ante la negativa de los pobladores de permitir el operativo, las autoridades decidieron suspender el cateo de las viviendas. En medio de la refriega varios reporteros fueron cercados también por los habitantes. Una mujer, aparentemente dirigente, tiraba manotazos y amenazaba: "si son periodistas internacionales o amigos de (la organización) Las Abejas aquí se van a quedar".
Ante la llegada de refuerzos policiacos poco a poco los indígenas se fueron dispersando en pequeños grupos y la situación se calmó hasta que a las siete de la mañana el padre de la joven herida de bala se hizo de valor y junto con varios de los vecinos llegó a encarar a los policías: "ustedes son unos perros matadores, ya balacearon a dos muchachas". Las órdenes de cateo no pudieron ser ejecutadas, ni siquiera la mitad, por la oposición de los lugareños. Fue de esta forma como a las ocho de la mañana el grupo policiaco emprendió la retirada.
José Sotelo, coordinador de la Unidad Especializada para la Atención de los Delitos Cometidos por Probables Grupos Civiles Armados, dependiente de la PGR, reconoció que el operativo "no puede calificarse como exitoso porque no tuvimos los resultados que esperábamos". En improvisada rueda de prensa explicó que la acción tuvo que suspenderse debido a "las agresiones" de los pobladores priístas de esta comunidad.
-ƑSe puede calificar como un operativo frustrado? -se le preguntó.
-Todo operativo puede tener un resultado previsto o uno no querido. Digamos que no queríamos estos resultados.
Expuso que las acciones realizadas esta madrugada "tenían el interés de que en esta región se suavizara la situación y los conflictos, pues ése ha sido un reclamo social muy grande". Al aseverar que los agentes del Ministerio Público "traían la orden judicial respectiva" para catear 22 domicilios, señaló que "veníamos preparados para hacerlo de la manera más prudente, y de hecho esa fue toda nuestra intención. Creo que es muy obvio cómo nuestro personal fue agredido".
Casi todos pensaron que al abandonar la comunidad de Miguel Utrilla-Los Chorros el operativo había concluido. Sin embargo, otra batalla estaba por librarse, pues en el barrio de Majomut -un kilómetro antes de llegar a la carretera regional- decenas de indígenas priístas, encabezados por el síndico municipal de Chenalhó, Gilberto Pérez Pérez, tenían bloqueado el camino con dos camiones pesados y piedras.
Los primeros en ser detenidos fueron los reporteros, que iban adelante. "Aquí van a quedar hasta que venga el secretario de Gobierno (Jorge Mario Lescieur Talavera, fundador del llamado grupo Auténticos Coletos a principios de 1994), para que explique qué pasó", encaró el síndico, mientras sus acompañantes golpeaban los vehículos y exigían revisarlos.
Cuando poco después aparecieron las camionetas de la PGR, un agente del MP encaró al síndico y le advirtió que estaba cometiendo un delito al cerrar el camino "al convoy, que está dando cumplimiento a un mandato judicial". "Vamos a respetar, pero estamos esperando al secretario general de Gobierno. El ya tiene conocimiento y está citado para que venga porque el ayuntamiento no puede intervenir en este problema", insistía Gilberto Pérez, en el ríspido diálogo.
"Al rato vamos a dejar pasar porque no queremos problemas", reiteraba el síndico, lo que hizo estallar al MP que hablaba con él, y ordenó a los policías: "Vamos a pasar, agrúpense y muevan esos camiones". Cuando dos de las unidades fueron medio retirados de la carretera, los indígenas inconformes pretendieron impedir el paso de los vehículos del convoy poniéndose sobre la vía, lo que originó jaloneos.
Ya fuera de sí, los indígenas empezaron a lanzar hacia la calle vigas, tablas y reglas recién aserradas que estaban a un lado. Los conductores aceleraron y los automóviles pasaron sobre ellas, pero varios fueron golpeados en parabrisas y cristales.
Todo esto ocurría frente al campamento que tiene el Ejército en Majomut, pero en ningún momento intervinieron las tropas. La agresividad de los indígenas era tal que los policías judiciales que salieron al último tuvieron que disparar sus armas al aire. En esta acción, según el alcalde de Chenalhó, Antonio Pérez Arias, resultó herido de bala, en el brazo izquierdo, Alonso Santís Vázquez.
Lo anterior, y el hecho de que desde un cerro cercano hombres armados hicieron disparos hacia la carretera cuando pasaba el convoy, puso en alerta máxima al municipio autónomo de Polhó -que se ubica a un kilómetro de Majomut-, cuyos habitantes reforzaron esta tarde el cinturón de seguridad a la entrada de la localidad por temor a sufrir un ataque de parte de los priístas.
Todavía a su regreso a San Cristóbal, la caravana fue apedreada al pasar por la comunidad priísta de Yabteclum. A la altura de la cabecera municipal los militantes del PRI trataron de bloquear también la carretera, pero policías de Seguridad Pública abrieron el paso.
Quejas contra la PGR
Por la tarde, el alcalde de Chenalhó y todo su cabildo ofrecieron una conferencia de prensa en San Cristóbal de las Casas, donde expresaron que el operativo realizado por la PGR "es un acto incalificable que quebranta la paz y la tranquilidad en el municipio y ha causado temor".
En una carta dirigida al presidente Ernesto Zedillo, el edil manifestó que "la conducta nefasta de la PGR demuestra su falta de profesionalismo y preparación, lo que crea desconfianza y temor entre nuestros hermanos indígenas".
El munícipe no descartó que los priístas intenten realizar acciones violentas por "los agravios" que recibieron, pero aclaró que él ya los llamó a no caer en "provocaciones" y se comprometió a "controlar a mi gente". Pero en reiteradas ocasiones se quejó de que la PGR no le avisó del operativo y dijo que ya interpuso una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Este organismo informó que solicitó a la Dirección de Protección a los Derechos Humanos de la PGR aplicar medidas cautelares para garantizar la salud y el restablecimiento plenos de los tres indígenas heridos. Igualmente solicitó a la dependencia un informe detallado sobre las acciones de este día en Los Chorros. La CNDH aclaró que a pesar de que se le solicitó, no participó en labores de observación en las acciones de hoy pero envió a cinco de sus visitadores a Majomut, para que recibieran cualquier queja.