Claudia Padilla1 y Mario Lara2
1 Centro Regional de Investigación Pesquera, Puerto Morelos
2 Parque Marino Nacional Isla Contoy.
Correo electrónico: [email protected]
El coral negro es un recurso de alto valor comercial que se utiliza para la fabricación de artesanía y joyería. En México, su pesca se lleva a cabo principalmente en el Caribe, en los arrecifes de Quintana Roo. De esta actividad depende la economía de muchos pescadores que extraen el coral negro, artesanos que se dedican a la elaboración de las piezas y comerciantes que venden estos productos al turismo.
Esta actividad inició a finales de los años sesenta en la isla de Cozumel, la extracción se realizaba a pulmón y a profundidades de hasta 25 metros, pero la introducción del buceo autónomo permitió un mayor acceso a los bancos de coral y, debido a la gran demanda del mercado, se produjo una sobreexplotación del recurso. Las primeras estadísticas de extracción datan de 1974: 121 kilogramos de producto; a finales de los ochenta se reportaron cerca de mil 500 kilogramos anualmente. En 1995, las autoridades decidieron suspender los permisos para esta actividad por presiones sociales y por seguridad de los buzos, quienes hacían inmersiones a más de 70 metros de profundidad para extraer colonias de tamaño comercial. Después de 1996 se inició la captura en la zona sur del estado (entre Pulticub y Majahual) en donde los bancos son pequeños. Actualmente, el área de captura se extiende más al sur (hasta punta Herradura), en donde se descubrió un banco de coral negro de tamaño importante, el cual explotan tres permisionarios autorizados para extraer 100 kilogramos mensuales cada uno.
La
reglamentación para el manejo de esta pesquería ha presentado
irregularidades desde sus inicios. Uno de los principales problemas es
que los estudios científicos que se han realizado son pocos, por
lo que las acciones regulatorias vigentes son arbitrarias y se han modificado
de acuerdo a intereses sociales. Esta situación ha puesto en riesgo
al coral negro y puede ocasionar su extinción como recurso en las
costas de Quintana Roo. Ante tal problemática se implementó
un proyecto para evaluar el uso sustentable del coral negro. Como primera
acción se determinaron las especies que se explotan en Quintana
Roo (Antipathes pennacea y A. caribbeana), ya que no existía
un reporte formal sobre su identidad taxonómica, a pesar de que
la norma oficial mexicana declara otras tres especies como sujetas a protección
especial, mismas que, curiosamente, no existen en el Caribe mexicano y
probablemente en ninguna parte del país. También se inició
la descripción del estado actual de las poblaciones de coral negro
en la región, usando diversas técnicas y herramientas como
videotransectos con un vehículo operado a control remoto para ubicar
la distribución y profundidad de los bancos.
Igualmente se hicieron prospecciones empleando buceo con mezcla de gases para estimar la abundancia y composición de las especies, tomar medidas a las colonias y transplantes para evaluar la capacidad de regeneración de las colonias a partir de fragmentos fijados artificialmente. La información servirá para elaborar modelos de dinámica y crecimiento poblacional que permitan predecir el comportamiento de las poblaciones y simular diferentes escenarios para analizar el efecto de captura, y poder así evaluar el potencial de uso sustentable del recurso.
Cabe señalar que autoridades como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente también realizan acciones tendientes a regular la pesca del coral negro corroborando los volúmenes de captura de los pescadores, hacer un inventario de las piezas y material existentes en los talleres y comercios, y tener un control del recurso al colocar un holograma que certifica la autenticidad de las piezas que se venden.