Lunes en la Ciencia, 21 de agosto del 2000
La polémica medicina homeopática
Jalil Saab
El creador de la medicina homeopática fue el médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843), quien defendía la teoría similia similibus curantur (lo semejante cura a lo semejante), de ahí la raíz etimológica de homeopatía (homoios: semejante y pathos: enfermedad). Esta escuela sostiene que un enfermo puede ser curado utilizando sustancias que producen los mismos síntomas que la enfermedad. Así tenemos que para combatir una fiebre debe utilizarse una sustancia que si fuese consumida por una persona sana le ocasionaría un aumento de su temperatura corporal. Aquí tenemos la diferencia fundamental entre esta medicina y la alopática (contraria a la enfermedad): para combatir una fiebre se utilizan antipiréticos. En lo que ambas disciplinas encuentran un origen común es en el estudio y uso de las propiedades terapéuticas de sustancias provenientes de los reinos mineral, vegetal y animal. Asimismo, la participación del sistema inmunológico es relevante para ambas medicinas; en este sentido, las vacunas, por ejemplo, funcionan en última instancia como un proceso "homeopático". Sin embargo, otro aspecto que divorcia la homeopatía de la alopatía es que la primera pretende curar a individuos y la segunda combate la enfermedad en sí, sin considerar las características personales de quien la sufre. Por ello, la homeopatía se dice holística. Esto es, que se enfoca en el paciente como un todo y que los factores mentales, emocionales y físicos están complementariamente interconectados. En arriesgada generalización diríamos que la homeopatía es una medicina sintética, entiéndase integrada; mientras que la alopatía es analítica, o sea, puntual.
Si bien ambas escuelas reconocen sus raíces y
fundamentos en Hipócrates, Paraceo y el método
experimental, se manifiesta la escisión entre ellas con el
abandono que la medicina moderna hace de conceptos oscuros como el
tradicional vitalismo, los poderes magnéticos del mesmerismo y
la tendencia esotérica. Aunque la mayor crítica es por
la incapacidad de la homeopatía para explicar cómo
funciona, a diferencia de la alopatía, que se sustenta en
explicaciones a nivel celular, biomolecular y bioquímico. Un
aspecto controversial de la homeopatía es su
dosificación. Es sabido que las concentraciones de las
sustancias activas es expresado en potencias (30c = 1/3000, 200c =
1/20000, 10M= 1/10000, etcétera.). De hecho hay diluciones,
como las microdosis, donde el número de Avogadro (6.02 X 1023
moléculas por mol) nos indicaría que en una muestra del
medicamento es improbable hallar una sola molécula del
mismo. ƑCómo es, entonces, que actúa? ƑPor
qué al diluir más la sustancia activa es más
potente su efecto? ƑEn qué se sustenta la
recomendación de agitar la solución, no para
homogeneizar, sino para energizar y reactivar el poder curativo del
medicamento? Estas, entre otras cuestiones, provocan un fundamentado
escepticismo, aunado a que algunos médicos homeópatas
demuestran su ilimitada credulidad al incursionar en áreas
definitivamente ocultistas y alejadas de todo rigor
científico. También la homeopatía ha sido
denigrada, debido al gran número de charlatanes que depredan a
la sociedad con medicinas alternativas sin sustento.
A pesar de lo anterior, en países como Francia 25 por ciento de los ciudadanos se atienden con médicos homeópatas; en Alemania, Inglaterra y Canadá el número de establecimientos homeopáticos ha aumentado en forma significativa; India integra a su Sistema Nacional de Salud a la homeopatía desde 1983. Recordemos lo dicho por Mahatma Gandhi: "La homeopatía cura un mayor porcentaje de casos que cualquier otro método de tratamiento, y más allá de toda duda es más seguro y económico". Si bien esto fue dicho hace más de 50 años y los avances de la medicina han sido sorprendentes, sigue siendo válido que, en el peor de los casos, si no cura no daña; algo que la medicina de patente está lejos de ofrecer. Los maravillosos antibióticos de la posguerra han empezado a ser ineficaces frente a microorganismos resistentes y los efectos colaterales por su abuso irresponsable, están causando graves problemas. Es también un hecho que las grandes corporaciones farmacéuticas han promovido la descalificación de la medicina homeopática, dado que es una competencia. La medicina homeopática al utilizar sustancias accesibles y es mucho más barata al no pagar derechos de patente, empaques suntuosos, ni exorbitantes gastos en publicidad.
La experiencia de mucha gente que acude con médicos homeópatas, calificados y serios, es positiva. Difícilmente se puede ignorar su efectividad en ciertas enfermedades crónicas, alérgicas e, inclusive, infecciosas. Se ha manejado el aspecto psicosomático, pero el tratamiento de lactantes contradice esta hipótesis. Si bien ha y mucho de cierto que la predisposición a curarse es importante, la homeopatía está muy alejada de las "curaciones por fe" o de la magia. Existen médicos alópatas que echan mano de la homeopatía y no sólo como placebo, sino como primera opción antes de administrar medicamentos más agresivos o con efectos colaterales. Existe un dicho que afirma, "médico que conoce la homeopatía si no la practica, la respeta". Como contraparte, los homeópatas responsables afirman, "si es necesario el bisturí, hay que abrir".
Ya no es posible el desarrollo de un fármaco o una innovación médica sin el concurso de un equipo de especialistas de las más diversas áreas del conocimiento. Si esto sucede entre los físicos, los químicos, los ingenieros, Ƒpor qué no promover lo mismo entre las diversas corrientes de la medicina?, Ƒserá imposible la tolerancia y el respeto mutuo para desarrollar líneas de investigación que expliquen el proceso homeopático?, Ƒacaso es ilusorio concebir una clínica donde convivan y cooperen, por el bien de los enfermos, cirujanos, homeópatas, acupunturistas y herbolarios naturistas?, Ƒserá que los feudos profesionales y los intereses comerciales estén por encima de la salud pública?
El autor es jefe de la Unidad de Docencia del Instituto de Biotecnología de la UNAM