La Jornada miércoles 12 de abril de 2000

José Steinsleger
Buscando al IV reich

Con la ímproba misión de "proyectar la cosmovisión nacionalsocialista para el próximo milenio", todo parece estar listo para la celebración del Primer Encuentro Ideológico Internacional de los neonazis, que tendrá lugar en Santiago de Chile, del 17 al 22 de abril próximo.

La iniciativa del cónclave brotó en 1989, cuando en el país andino los admiradores militantes de Hitler conmemoraron el centenario de su natalicio, único lugar del mundo donde públicamente se recordó la efemérides del 20 de abril. El historiador británico David Irving, cuya fama proviene de ser un negador del genocidio ejecutado por Alemania, funge como entusiasta publicista de la reunión.

Puesta en línea por Alejandro Biondini, dirigente neonazi argentino, la convocatoria fue dirigida a los "camaradas de todo el planeta en representación de sus respectivas naciones y/o etnias (sic), con el fin de constituir un Comité Coordinador y designar interlocutores válidos".

El Centro de Estudios Culturales Arcadia, la Corporación Ecológica Nueva Era y la revista Pendragón, editada por el neonazi chileno Alexis López, aparecen como las entidades responsables del cónclave. Según López, organizador visible del congreso, varios delegados han confirmado su presencia en Chile: Nuevo Triunfo y Juventud Nacionalista y Socialista (Argentina, grupos de Alejandro Biondini y de Alejandro Franze); Movimiento Integralista Brasileño, de Brasil (grupos de Sergio Castán); Partido Nueva Sociedad Venezolana (del joven magnate Leroy Luzardo); Frente Nacionalsocialista de Ecuador (hermanos Luis y César Alarcón Costa, de la Fundación Ecuatoriana para el Desarrollo y dueños de la radioemisora Radio Hit de Guayaquil); Frente Nacional Socialista (Perú); Movimiento Nacional Socialista (Bolivia); Proyecto Colombia 88; Movimiento Socialista Nacional (Paraguay) y... un tal Movimiento Zapatista Chiapaneco (sic), que vía Internet asocia a Hitler con el subcomandante Marcos.

De España se espera a Pedro Varela, "invitado de honor". Varela, propietario de la librería Europa, punto de reunión de los neonazis españoles, presidió el disuelto grupo nazi Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE) y ha sido enjuiciado por apología del genocidio, profanador de tumbas judías y golpeador de travestis, inmigrantes y homosexuales en el Parque de la Ciudadela, de Barcelona.

Patricio Wesphal, titular del Movimiento Universal Anticensura, manifestó en una entrevista concedida al diario El Mercurio que el tema nazi es "absolutamente marginal", pues a su juicio "esta discusión forma parte de la gran hipocresía a la que se está acostumbrado a vivir en Chile". "Nosotros --dijo Wesphal-- somos xenófobos con los mapuches, los peruanos y bolivianos. Analicemos esto primero... que sea la sociedad democrática la que lo haga (la posible prohibición). Este es el precio de la libertad".

Más interesante suena la posición de Lily Pérez, diputada de Renovación Nacional (RN), partido que a diferencia de la UDI aglutina el pinochetismo light: "estamos hablando del derecho a la vida y esto es anterior a la libertad de expresión".

La legisladora siente que "no hay razón que valga" para autorizar el congreso de los neonazis y asegura contar "con pruebas de que estos movimientos son contrarios a la libertad y la democracia...". Pérez pide que se aplique la Ley de Seguridad Interior para quienes participen en el congreso de los neonazis y la de Extranjería "para quienes pretendan venir a participar".

En general, la mayoría de las autoridades y dirigentes políticos chilenos se han manifestado a favor de que el gobierno del presidente Ricardo Lagos prohíba la reunión, pero Alexis López sostiene que "no hay instrumentos legales válidos para impedirlo".

Y es que a diferencia de Argentina, donde los actos que incitan al odio y a la discriminación de razas y de grupos étnicos se castigan con penas que fluctúan entre uno y tres años de cárcel, las leyes chilenas son ambiguas y poco categóricas. En este sentido, el anteproyecto de Ley contra la Discriminación Racial y Etnica, que propone reformar los artículos del Código Penal relativos al asunto, aún duerme el sueño de los justos.