VIERNES 7 DE ABRIL DE 2000
* El scretario insiste en el Colmex en que el laicismo debe perdurar
Rechaza Limón Rojas extender la religiosidad a la educación pública
* Escuelas e iglesias persiguen fines diferentes: unas forman ciudadanos y otras devotos, afirma
Claudia Herrera Beltrán * El secretario de Educación Pública, Miguel Limón, marcó ayer un alto a quienes proponen extender la enseñanza religiosa que se imparte en algunas escuelas privadas a la educación pública, pues ųseñalóų sería una forma de convertir los centros educativos en "arenas de conflictos religiosos" y de reavivar viejas pugnas superadas en México.
Al participar en un coloquio organizado por la Secretaría de Gobernación, el funcionario defendió el contenido del artículo tercero constitucional, pues dijo que ha perdurado con sus principios y fines esenciales durante medio siglo y ha contribuido a poner cotos a la intolerancia religiosa que, admitió, aún persiste en algunos lugares y grupos sociales del país.
Por eso insistió que la educación laica debe perdurar junto con la ejecución de políticas sociales que contribuyan a sacar a grupos que protagonizan conflictos religiosos de la marginación y aislamiento en que se encuentran.
Recordó además que la escuela y las iglesias tienen fines diferentes y responden a necesidades humanas distintas aunque ambas instituciones tienen un papel legítimo en la sociedad: "Las escuelas forman ciudadanos y las iglesias, devotos", remarcó.
La participación de Limón durante el encuentro, inclusive en la sesión de preguntas y respuestas, llamó la atención de los académicos presentes en El Colegio de México, pues, en palabras del investigador Pablo Latapí, es el primero de nueve secretarios de Educación que ha debatido el tema públicamente. La asistencia del funcionario motivó más comentarios luego que el secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, no estuvo presente en la mesa sobre el Estado laico.
Al responder los cuestionamientos del auditorio, el funcionario ųque en todo momento hizo énfasis en las ventajas de la laicidad educativaų, sin embargo, reconoció que sería deseable que la escuela pública hiciera referencia a temas como la historia de las religiones, pero se preguntó si los mexicanos estamos maduros para que se dé esa apertura.
Los cuestionamientos en gran medida fueron generados por la ponencia de Latapí, quien desde una posición crítica consideró que el concepto de laicidad escolar requiere ser revisado, explicado y definido, pero en un sentido positivo para que la escuela sea respetuosa de todas las creencias religiosas.
En lo que pareció una respuesta por adelantado, Limón afirmó en su conferencia que la educación laica no es antirreligiosa, sino que ha significado "neutralidad en materia religiosa pero no neutralidad valorativa, moral, ética, política o social".
Y arremetió contra quienes proponen asignaturas religiosas en las escuelas públicas: "Sería una forma de propiciar el surgimiento de un problema donde no existe. Sería convertir las escuelas públicas oficiales en arenas de conflicto religioso... Sería una forma de reavivar en la escuela un conflicto que ya ha sido superado en la sociedad y en la vida nacional".
Posteriormente, en entrevista se refirió al caso concreto de los Testigos de Jehová, quienes se niegan a asistir a los honores a la Bandera y a entonar el Himno Nacional. Al respecto, dijo que se han presentado algunos conflictos, pero se han sido superando con un espíritu de conciliación.
Al exponer la importancia del laicismo en la educación, en su ponencia señaló que éste ha hecho posible la superación de conflictos sociales que en otras épocas dividieron profundamente a los mexicanos y ha puesto a salvo de dichos enfrentamientos a las comunidades escolares, al respetar la libertad de creencias de los niños y de sus padres.
Por eso, dijo que introducir a la escuela pública distinciones que tengan como base los credos religiosos de los alumnos abre la puerta a privilegios, conflictos, exclusiones y discriminación que la educación está llamada a combatir.
La educación laica ųinsistióų no cuestiona los fundamentos de las religiones, pero no se basa en ellas, sino en los resultados del progreso de la ciencia, cuyas conclusiones no pueden ser presentadas con los hechos y los fenómenos que las confirman o las refutan. De ese modo, afirmó, prescinde de pretensiones dogmáticas y se ubica en el ámbito de la libertad.
Como muestra de sus beneficios, mencionó la nueva materia de Formación Cívica y Etica de secundaria que, en vez de proponer un código de valores terminado y autosuficiente, impulsa a los estudiantes a que apoyados en la escuela busquen la explicación por ellos mismos del sentido y las consecuencias de sus actos.
Autor del libro La moral regresa a la escuela, que recién ha suscitado polémica por sus críticas al concepto de laicidad que ha prevalecido en la educación, Latapí a su vez se pronunció porque haya un debate en México sobre la laicidad escolar que profundice en su significado filosófico, sus alcances pedagógicos y sus implicaciones para la formación del magisterio en la sociedad contemporánea.
Algunas de sus interrogantes fueron: ƑPuede y debe el Estado construir una ética secular aceptable a todos los ciudadanos?; Ƒcómo armonizar el derecho a la libertad religiosa y a la libertad de conciencia de los educandos en el orden educativo laico?; Ƒcómo evitar que al prescindir de toda doctrina religiosa en el tratamiento de muchos contenidos de historia, literatura, ciencia sociales, se empobrezca la enseñanza?; Ƒes conveniente que los maestros, sin tomar posición, hagan referencias explícitas a la manera como las diversas confesiones religiosas o posiciones ideológicas los abordan?
Esta discusión, dijo finalmente, no era posible en otros tiempos por el apasionamiento de las partes involucradas, pero parece que ahora podría abrirse paso en mejores condiciones y por ello manifestó su confianza en que de ella surgirá "una laicidad escolar mejor definida, mejor aceptada, afianzada en consensos académicos, políticos y sociales y más adecuada a las características del México de siglo XXI".