Lunes en la Ciencia, 20 de marzo del 2000
ƑEvaluar la divulgación de la ciencia?
Patricia Vega y Mirna Servín
Desde hace muchos años, en nuestro país se hace divulgación de la ciencia. Un breve recorrido histórico nos permite mencionar los nombres de Carlos de Sigüenza y Góngora, José Antonio Alzate y Manuel Sandoval Vallarta, por mencionar algunos ejemplos. En aras del espacio, sólo agregaremos que en épocas recientes la institucionalización de la divulgación de la ciencia en México se inició con Luis Estrada, y más adelante con Javier Flores; sin embargo, y a pesar de que a estas alturas prácticamente nadie duda de la importancia de promover el conocimiento público de la ciencia, a la hora de la verdad queda al margen de la evaluación curricular y el reconocimiento académico.
Así lo señaló el propio doctor en matemáticas Juan José Rivaud hace unos días, cuando recibió de manos del secretario de Educación Pública, Miguel Limón, el Premio Nacional a la Divulgación Científica que anualmente entrega la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, ceremonia a la que además de colegas divulgadores también asistieron el director general del Conacyt, Carlos Brazdesch Parada, y el rector general de la UAM, José Luis Gázquez Mateos.
La presencia de los funcionarios citados es un reconocimiento implícito a la importancia que, en teoría, se le concede a la divulgación de la ciencia. Si bien es cierto que, comparado con otros países que tienen nuestro mismo número de habitantes, México sigue teniendo pocos científicos, la situación se torna más crítica cuando caemos en la cuenta de las dificultades de orden práctico que deben enfrentar quienes cuya vocación los ha llevado a dedicarse a divulgar el quehacer científico.
Lo cierto es que la divulgación de la ciencia en México ha madurado y ofrecido frutos de gran valía. Lo que hace falta es una revisión y un reconocimiento de dichos logros, con una visión a largo plazo. Los medios académicos y científicos, así como las instituciones de educación superior en el país, tendrían que reconocer -más allá del discurso- la importancia social de esta enorme tarea.
En la antesala del Encuentro Nacional de Divulgación Científica -que se realizará esta semana en Culiacán para celebrar los 50 años de la ANUIES y 25 de la revista Ciencia y Desarrollo publicada por Conacyt- y del noveno Congreso Nacional de la Somedicyt, a principios de abril en Morelia, Lunes en la Ciencia se propone contribuir al debate público mediante la entrega de las opiniones, recogidas por Mirna Servín, de siete profesionales en el terreno de la divulgación de la ciencia en México, que fijan su posición frente a un tema candente: la conveniencia o no de evaluarla.