Ť El señor de los espejos Ť

Ť Manuel Vázquez Montalbán Ť

Hoy empieza a circular en librerías Marcos: El señor de los espejos, bajo el sello

editorial Aguilar, con cuya autorización reproducimos un fragmento. Este reportaje cultural es resultado de un encuentro en la selva Lacandona del creador de Pepe Carvalho con el subcomandante Marcos

Con el magnetofón cerrado, Marcos me ha pedido que actúe como portavoz entre otros posibles portavoces de iniciativas intelectuales y civiles que refuercen la imagen del zapatismo en Europa. Luego conecta su grabadora para que le hable, yo, del problema de los intelectuales y su relación con el poder. En vano le insisto en que el que hace las preguntas soy yo, y correspondo a su paciencia anocturnada, de velatorio selvático, resumiendo lo que recuerdo que pienso sobre la cuestión intelectual, o tal vez, realmente, le estaba transmitiendo lo que pensaba sin recordarlo.

Autor: Depende mucho del sistema del clientelismo que genere cada sociedad. En una sociedad como la mexicana en la que a algunos de los intelectuales más preclaros le pueden dar 600 millones de pesos para que monten una empresa cultural, está muy claro que esto está muy trabado. Que aún queden flecos de comportamientos románticos en el intelectual que rechaza ese clientelismo o se integra plenamente en él y deja espacios de su conducta para compromisos críticos, eso me parece muy positivo y que el intelectual está esperando que se le reponga una conducta en esta línea en muchos casos. Tras los excesos dirigistas es lógico el prurito de que no hay que instrumentalizar el discurso de los intelectuales, pero se puede recabar su colaboración cuando el antagonista los compra a 600 millones de pesos por cabeza. Normalmente, la izquierda en países democráticos reclama la alianza del intelectual 15 días antes de las elecciones para que su firma respalde las candidaturas. En cambio, le molesta el intelectual como un observante continuado del proceso político, porque desconfía de su análisis crítico, le parece siempre entre el sí pero no o el no pero sí, cargado de suspicacia y sutilezas, falto de sentido de la realidad y de razón pragmática, cuando no marcado por el egocentrismo y el narcisismo atribuido a los intelectuales, no sé por qué en mayor medida que a los políticos. Cuando te va bien, colocas al intelectual a tu lado para salir en la foto, como hacía Felipe González con Vargas Llosa luego Vargas Llosa se fue con otro, se fue con Aznar. En España, era reclamada nuestra colaboración 15 días antes de las elecciones, y antes, durante la clandestinidad, requerían nuestro concurso en la operación de salir a la superficie, porque como los políticos no podían hacerlo, entonces salíamos los intelectuales firmando esto contra esto, contra aquello. O se integra algo muy parecido a lo del intelectual orgánico gramsciano, es decir, que concibe todo movimiento político como el encuentro interactivo, entre gente que procede de diversos trabajos y de una división de trabajo efectiva y de qué manera eso puede enriquecer al partido, pero el divorcio continúa existiendo y el juego de instrumentalización entre el partido que programa y el partido máquina continuará existiendo. Tras la muerte de Sartre, en Europa desapareció la especie de intelectual guru, aunque no hay que celebrar demasiado esa ausencia porque ha sido ocupada por la del ingeniero de finanzas que marca las pautas culturales. Sartre ha sido sustituido por Soros. En cambio en América la especie ha proseguido, aunque tal vez la desaparición de Octavio Paz marque el ocaso del profeta. El receptor cultural es cada vez más selectivo, mitifica menos y, por tanto, respeta menos al guru y confía más en su capacidad de análisis. Valdría la pena reiniciar un acercamiento entre los intelectuales y los movimientos sociales, aprovechando incluso lo que vosotros significáis.

Marcos: Nosotros vemos que el contingente de intelectuales orgánicos del poder está siendo más raquítico y cada vez hay menos entusiasmo clientelista y más dudas. Pero nos sigue llamando la atención el caso de los artistas que mantienen su compromiso, pienso en España, no sólo en un Alberti en toda su trayectoria de resistencia. También conservan esa trayectoria artistas muy populares, como Sabina, que es un irreverente en sus canciones en su que hacer. De Serrat, que no obstante su gran éxito musical, sigue volteando hacia los movimientos alternativos humanistas con un contenido ético. Habíamos hablado también de Ana Belén, acaba de sacar un CD de música con poemas de García Lorca, eso puedes ponerlo como anuncio en El País, de Ana Belén, Víctor Manuel, el Aute, Marisol ya no graba Ƒpues qué le pasa? Yo aún canto La vida es una tómbola.

dedo-marcos-jpg Y la canta en plena selva Lacandona, con los labios susurrantes, para que no le oigan los aviones, ni los tanques, ni los paramilitares, ni Durito, porque a saber lo que diría Durito... "La vida es una tómbola, tómbola, tómbola... De peces de coloooores, de peces de coloooores...". Y cuando ya ha demostrado lo suficiente que recuerda una canción y a una Marisol de infancia, lamenta también que Pili y Mili no hagan cine.

Marcos: Pero aparte de eso, hay momentos en donde se cuelan cosas en el quehacer. Por ejemplo, en México se empieza a conocer realmente así en cultura popular a León Felipe, a Machado, a Miguel de Cervantes a través de las canciones de Serrat. Sabina entra, pero entra al fondo. Nosotros a Sabina lo escuchamos en la montaña, por medio de una estación de Puebla: "...Que nos dieron las once, la una, las dos y las tres...".

El subcomandante canturrea una de las canciones más emblemáticas de Joaquín Sabina, al que le envió una carta en la que le cuenta sus cuitas amorosas de infancia y adolescencia, así como el deseo de hacer una canción para seducir a una muchacha. Le propone la letra para que Joaquín le haga la música: "Como si llegaran a buen puerto/ mis ansias/ como si hubiera dónde/ hacerse fuerte/ como si hubiera por fin/ destino de mis pasos/ como si encontrara/ mi verdad primera/ como traerse el hoy/ cada mañana/ como un suspiro/ profundo y quedo/ como un dolor de muelas/ aliviado/ como lo posible/ por fin hecho/ como si alguien/ de veras me quisiera/ como si al fin/ un buen poema me saliera/ llegar a ti". Sin duda carne de bolero, carne ironizada por el propio subcomandante que le propone a Sabina: "...el titulo de la canción podría ser Canción para una muchacha que está demasiado lejos o Un dolor de muelas para ella o Un dolor de muelas, Sabina, la larga distancia, una muchacha y el sup. En fin, ya se te ocurrirá algo". Sabina se tomó la carta al pie de la letra y a su paso por México en el verano de 1998, anuncia que va a dedicar una canción a Marcos, con música de Fito Páez y la canción se hizo realidad en 1999.

"ƑDónde encontrar una excusa/ para tan terca mudez?/ Sucede que cada vez/ con mayor saña, las musas/ se vengan de quien abusa/ del ripio y del do, re, mi/ ƑQué puedo contarte a ti/ que no sepas de memoria/ si andas cambiando la historia/ con la tinta y el fusil?/ Bastará con que en las actas/ chiapanecas del dolor/ consta que mi corazón/ es una canción inexacta/ que a regañadientes pacta/ con la razón militante/ Ojalá, subcomandante/ al cabo de este pregón/ merezca tu absolución/ este afónico cantante/ Pero elige con cuidado/ a quién diriges tus cartas/ porque hay leyendas que infartan/ al ánimo más templado/ ƑCómo puede merecer/ corresponsal tan bragado/ quien desde el mejor hotel/ de Cancún o de Sevilla/ oye hablar de la guerrilla/ como quien oye llover?/ Y sin embargo excluido/ de partidos y banderas/ me conmueve tu manera/ de no darte por vencido/ de disputarle al olvido/ la hoguera del porvenir/ de desempolvar la crin/ del caballo de Zapata/ de matar a los que matan/ de enseñarnos a vivir/ Me encargaste una canción/ y por décimas te salgo/ hace meses que cabalgo/ sobre la contradicción/ de restaurar la emoción/ en tiempos tan iscariotes/ con la mano en el escote/ del verso a la vieja usanza/ así hablaba Sancho Panza/ con mi señor Don Quijote/ Por lo demás cuídate/ cuando vengan por las malas/ que no te rocen las balas/ que no te falte papel/ ni frijoles ni mujer/ que la Virgen Lacandona/ te esconda bajo su lona/ te lo pide un gachupín/ que se despierta en Madrid/ soñando con tu persona". El sub o el sup, según Sabina, habla ahora de Ana Belén a la que conoce a través de las cassettes, de Víctor Manuel, de uno que se llama Ríos... Ríos... ƑQué más?

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Marcos: Y cambiando un poco de tema. Tú, por supuesto tienes un interés en el zapatismo como periodista, como escritor, pero Ƒcómo ves el zapatismo como analista? Yo te conocí como novelista, como analista, pero en realidad luego descubrí que no hay género literario que no hayas hecho. Haces poesía, ensayo, cuento, novela... y ensayo político. Me parece maravilloso Panfleto desde el planeta de los simios. ƑTú cómo nos ves a nosotros, dentro de esa globalización?

Autor: Tal vez os juzgue desde la pos-posmodernidad, Ante este asunto de las postrimerías de la modernidad, yo estoy mucho más cerca de la posición de un señor que tenéis por aquí, Adolfo Sánchez Vázquez. Él considera la posmodernidad como un interregno que ha habido entre dos modernidades diferentes, aunque se le ha llamado posmodernidad porque a todo fenómeno cultural se le ha de poner un estuche para poder comercializarlo. De hecho, la posmodernidad genera una industria: especialistas, congresos, simposios, todo lo que quieras, pero hay una necesidad actual de retorno a una nueva idea de modernidad, es decir, nueva idea de progreso, nueva idea de una manera de hacer política. En ese sentido vosotros sois algo así como la resultante de esa insatisfacción y el comprobante de que se pueden hacer las cosas de otra manera. El problema está en que si ese hubiera sido un movimiento estrictamente cultural, no hubiera llegado cargado de la apariencia de agresión que vosotros tenéis por el hecho de llevar máscara e ir armados, por lo cual el fenómeno se convierte bajo un criterio de mercado y consumidores mucho más atractivo, desde el punto de vista estético.

Si lo que habéis hecho vosotros de poner en cuestión éticamente la sociedad mexicana y a la sociedad y el capitalismo, lo hubiera hecho un congreso de jóvenes filósofos, hubiera sido una anécdota cultural más. Que lo haya hecho un movimiento armado que renuncia a la victoria armada, y que recurre a la palabra, a la discusión, a la persuasión y al mensaje, eso ha sido una prueba misma de que la historia no se había parado. En ese sentido legitimaba la única frase progresista que dijo Paz en los últimos años de su vida. Cuando se cayó el Muro de Berlín dijo: "Algunas respuestas han fracaso, pero siguen planteadas las preguntas". Y el movimiento vuestro yo creo que tenía la doble fuerza emblemática de ser un discurso crítico de retorno a una reivindicación ética de la política, y en segundo lugar de estar avalado por una actitud de desafío simbólicamente armado. Por eso, yo creo que ha tenido esa irradiación, a pesar de que cada vez os ponen más obstáculos de difusión de imagen. Al principio, como pillasteis por sorpresa al poder mediático, dejaron circular imágenes. Pero ahora, incluso en cada diario se establece una correlación de fuerzas entre los que simpatizan con lo que representáis y los que van poniendo trabas porque no sois políticamente correctos. A veces incluso un corresponsal puede informar objetivamente sobre vosotros y luego la filosofía del diario o del jefe de sección desvirtúa el mensaje mediante el titular y la compaginación.

Marcos: Sí, un manejo de las cabezas.

Autor: Cabezas estrategia de maquetación, dónde ponen la noticia. En cuanto al tratamiento de la imagen se os ningunea. Hay países europeos donde apenas existís en la información audiovisual. Habéis hecho un trabajo espléndido de difusión de papel e Internet, pero falta adaptar buena parte de vuestros textos al ojo del receptor europeo. Es decir, lo que estáis elaborando como fascículos y tal es muy militante. Muy compacto. Obliga a una lectura muy militante. De cara a la gente de aquí, vosotros sois más sabios que nadie. Pero respecto a la industria cultural europea exige un replanteamiento de los estuches.

Marcos: Vamos a tener que volver a trabajar en El Corte Inglés, como en mis viejos tiempos. Si hay algún tema o algo que tengas, tenemos tiempo.

Autor: No, es que yo he venido a escuchar más que perorar.

Marcos: No, pero así para que hablemos nosotros.

Autor: Sólo una cosa para que podáis volver por donde habéis venido. Es la cuestión de la paciencia ante una situación de vidente impasse. Si se sale de este impasse negociando, todos tendréis que salvar la cara. La nuestra no es una apuesta de cinco o seis años, sino que tiene de lejos, que va más lejos. Pero la sociedad civil, ese cómplice convocado, Ƒtendrá vuestra misma capacidad de paciencia? La pueden malear, la pueden putear, la pueden fragmentar, porque como sujeto vertebrado no existe y no podéis recurrir a fórmulas partidarias periclitadas, pero algo se deberá hacer para ofrecer una propuesta orgánica. No se trataría de crear partidos de célula movilizadores de la sociedad civil en función de crear objetivos de acción o culturales, pero sí movimientos sociales con paciencia histórica que pudieran contrarrestar el desgaste en la sociedad civil. Para conseguir ese desgaste el aparato del Estado tiene medios, los que quiera.

Marcos: Nuestra estrategia es crear movimiento, movilización, en esa sociedad civil, movimiento plural, amplio, a los lados y de arriba hacia abajo, con objetivos o con metas muy concretas. La Paz, el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, de modo que se vayan obteniendo espacios de participación y espacios de reconocimiento, Ƒno? Nosotros pensamos que es una doble apuesta, Ƒa que podemos hacer esto todavía, así como estamos? Sabiendo que no lo vamos a poder hacer por mucho tiempo. Y apostando también a que el esfuerzo en contra, el esfuerzo de desgaste, se está agotando. Se está agotando porque tiene otros problemas que resolver y porque sus recursos cada vez son más limitados, Ƒno? Como nosotros usábamos la imagen de que en el neoliberalismo el Estado hace strip-tease y se queda en cueros, es decir, solo y con su aparato represivo, pienso que sus recursos se están agotando, pero incluso también la represión en un mundo globalizado tiene sus costes, Ƒno?

Autor: Aquí la cuestión clave es la represión. En estos momentos, el análisis autocrítico de los neoliberales, tipo Rifkin, asesor de Kennedy, perdón de Clinton, o este trabajo El horror económico, de la Vivianne Forestier, analiza el papel de la represión para salvar el sistema. Muy lúcidamente dice Rifkin: estamos generando un mundo tan duro, con tantos perdedores sociales, que a la larga esto sólo se va a poder aguantar con un desarrollo de cárceles privadas y de policías privadas como nunca se ha conocido, para aguantar esto. Pero es que esto ya se está haciendo. En Estados Unidos, al perdedor social, que es un perdedor político al mismo tiempo, le están aplicando la pena de muerte salvajemente, lo están metiendo cada vez en más cárceles, y no por eso el sistema se ha deteriorado, porque todavía la fuerza del sector del establishment, el sector emergente, es suficiente para aguantar eso, incluso delegando la acción política y el juego sociopolítico en una minoría, porque votan poquísimos en Estados Unidos. Este juego puede mantenerse en muchos otros países con la complicidad de ese establishment, que en definitiva ya le va bien como están las cosas, machacar todo lo que signifique cuestionar ese poder, machacar ese poder y pasar a un juego represivo, como quizá volver a prácticas represivas ya no con la ordinariez de los Pinochet y compañía. Pero el sistema se defiende, el sistema crea una represión aparentemente social, pero sustancialmente política.

Eso en los países avanzados lo han conseguido porque tienen factores de integración muy claros. Aquí quizá sea más difícil porque se puede descomponer mucho más el ecosistema social creado.

Marcos: O sea, que en los países subdesarrollados tienen menos recursos.

Autor: Tienen menos recursos para integrar la sociedad que han creado. Pero tantos o más recursos y más sofisticados para reprimir.

Nos despedimos a la última luz de las últimas velas. Sombras enmascaradas, los zapatistas se alejan por un túnel de silencio y Guiomar y yo subimos montaña arriba precedidos por la guía del capitán que muy bien podría ser el capitán gato de cualquier posible próximo cuento de Marcos. Ve en la oscuridad y consigue que creamos ver en la oscuridad. La cuestión es que sólo me caía una vez. Y no mucho. Con cierta dignidad.

 

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ƑQué impresión me llevo de Marcos? Me parece un compañero de universidad casi veinte años más joven que yo y veinte años más joven que la izquierda residual de la que yo trato de salir como si fuera un pantano viscoso. Campbell en el ya citado La invención del poder, especula en el artículo ''La montaña trágica'' sobre el hecho de que Zapata, Sandino y Guevara murieron a los 39 años, la edad que tenía Marcos cuando Federico escribía su artículo. A los 39 años se es todavía joven, pero es el momento en que se traspasa esa "línea de sombra" a la que se refería Conrad, en coincidencia con la afirmación de Pavese de que todo el mundo es responsable de su cara a partir de los 40 años. ƑY de su máscara? Campbell evoca al Marcos que ha visto en un documental de Epigmenio Ibarra. Se le ocurre que en Marcos sólo puede haber "...una motivación de orden cristiano, de lo contrario sería incomprensible la idea del sacrificio y de la entrega''. Me conmovió su paz interior. Su serenidad. No estaba excitado ni fingía. Había una perfecta coherencia entre su mente y su corazón. Era un hombre que tenía muchos, pero muchos años trabajándose consigo mismo, conociéndose. Lo que más me llamaba la atención era su seguridad en sí mismo, aparte de la sintaxis y la imaginación política. La victoria, decía, será de los otros. De los que vengan después. Y me dio la impresión de que estaba a puntos de cumplir 39 años o de que ya los había cumplido. Marcos es mayor que su máscara. Ahora debe tener unos 42 años y la máscara sólo cinco, ha superado la maldición de los 39, tal vez porque el aumento de la esperanza de vida hace que ahora seamos responsables de nuestra cara a partir de los 50. Sólo establecería una contradictoria divergencia coincidente con Campbell, y donde él presupone motivación de orden cristiano yo emplearía la teoría de "los hechos de conciencia" a la que se refiere el Che Guevara cuando se explica y nos explica el porqué del compromiso por encima de la complicidad de clase.