De regreso a Minería

* Sergio Zermeño *

Antier, frente a la torre de rectoría y sobre la lateral de Insurgentes, sucedió lo que muchos temíamos: pareció romperse la última oportunidad para acercar a los universitarios.

Los integrantes del CGH le preguntaron al rector si estaría dispuesto a abrir otro compás de diálogo (para levantar la huelga). El rector contestó negativamente al insistir en que sólo accedería a esa demanda cuando las instalaciones universitarias fueran reabiertas a su actividad normal. El CGH, como ya sabemos, dijo que por ningún motivo entregaría las instalaciones sin un acuerdo previo sobre su pliego petitorio y dejó entrever que impediría el paso a todos aquellos que pretendieran ingresar al campus con ese objetivo, lo que implica, por añadidura, que habrá impedimentos y quizás hasta provocaciones en las asambleas de las horas y los días venideros.

Todo eso lo sabemos y, habríamos escrito algunos, era de esperarse. ƑEl futuro será, entonces, que algunas escuelas abran, otras no; algunas sean tomadas pacíficamente, otras queden divididas y enfrentadas durante muchos meses o años; o bien, lo más temido: que muchos de los estudiantes radicales, no los radicales de la provocación, transiten por los puentes que se han construido hacia los movimientos populares, desesperados por la situación de precariedad y exclusión, y se lancen a las acciones violentas que conocimos en los años setenta con la guerrilla urbana, justo después del aplastamiento del 68?

Argumentos no faltan: hoy el imperialismo es más aplastante que nunca, aunque su nombre es neoliberalismo y sus venas chupan nuestra sangre por el cuerpo entero de toda la sociedad. El enemigo interior es el enemigo exterior; el segundo salvamento de un solo banco equivale a cien veces el presupuesto anual de la UNAM y los universitarios seguimos desgarrándonos por un pinche puñado de veintes.

Esto nos conduce directamente al primer punto del pliego petitorio de los estudiantes que --discúlpeme señor rector y discúlpenme muchos universitarios-- no está resuelto con la salida facilucha de regresar al reglamento de 1966 y prometer que será revisado en un congreso que, discúlpenme de nuevo señores, está hecho a la medida de la institucionalidad y de los proyectos de reforma neoliberal de la educación superior.

Yo soy investigador de la UNAM, conozco, como muchos otros, el control que hay sobre la selección y las posiciones de los académicos, y también conozco el autocontrol de esos académicos para velar por sus privilegios. Y quizá estén en su derecho, nada más que en este momento es obligación de la autoridad limitarnos y es responsabilidad de todos autolimitarnos y no hacer como que no nos queda de otra que convertir a esos académicos en una mayoría hacia el congreso, como está sugerido en la composición que se hizo votar en paquete en la propuesta de rectoría (a pesar de la súplica de muchos de nosotros por que fuera desglosada para su votación).

Es indispensable reabrir el diálogo y dar garantías sobre la gratuidad de la educación superior; ni modo, ése es un triunfo de este movimiento estudiantil y tenemos que aceptarlo, en medio de esta sociedad tremendamente injusta, en donde un enorme porcentaje de nuestros impuestos va a dar al casino transnacional de los privilegiados. Seguramente que el otro punto mayor en disputa, que no es la reforma del 97 y el pase automático, sino la ampliación de la matrícula (14 por ciento de cada cien de nuestros jóvenes de 20 a 24 años van a la escuela, comparado con 50 en los países de la OCDE), podrá ser discutido en el congreso y el CGH tendrá que negociar, aunque les choque la palabra (šya controlen a sus locos y dejen de joder con las mil sillas!). ƑQuién se va a oponer en ese congreso a que, poco a poco, hacia el año 2010, veinte de cada cien de nuestros jóvenes se encuentren estudiando en distintas modalidades básicas, aplicadas, técnicas, etcétera?

Tenemos que darle otra oportunidad al diálogo. Yo, en lo particular, no me conformo con ver a nuestro rector como un ministro de Estado; no lo es, es un universitario, tengo seguridad sobre esto y lo he constatado en todas las ocasiones en que hemos estado cerca; sé perfectamente que no nos va a enfrentar y a desgarrar. Sé también que en el mismo impulso le evitará un problema al gobierno de nuestra ciudad y a sus habitantes. šDe regreso a Minería, la gratuidad es inevitable! *