Reconocida
como una de las grandes pintoras abstractas en nuestro país,
Irma Palacios nació en Iguala, Guerrero (1943). Estudió
en la escuela de Pintura, Escultura y Grabado "La Esmeralda"
(1973-1979). Obtuvo el Primer Premio de Pintura de la I Bienal Rufino
Tamayo (1982), el premio de Adquisición en Pintura del Salón
Nacional de Artes Plásticas del INBA (1985); la beca John Simon
Guggenheim 1986-1987, otorgada por Guggenheim Foundation de Nueva York.
Pertenece al sistema Nacional de Creadores desde 1994. Desde 1977 ha
presentado numerosas exposiciones en México y el extranjero.
"Soy una experimentadora", declara, y por lo mismo es una
creadora de sus propios mundos en expresión pictórica.
Una mujer con la firme convicción de que no hay por qué
temer ante cualquier labor emprendida, porque todo se trata de no dejarse
intimidar por nada, sino al contrario: de disfrutar, de comprender.
Encaminándose hacia la autocreación. Dejarse fascinar
y continuar inventando, para luego descubrir y descubrirse en lo que
va creando en forma gozosa, tanto en el proceso de elaboración
artística como en la vida misma.
En su proceso de trabajo, Irma Palacios generalmente avanza sin dificultad
hasta que decide detenerse, pero nunca por una imposibilidad de continuar
con la construcción de la obra, que una vez concluida, le lleva
a un constante y placentero ejercicio de contemplación de la
misma, una suerte de íntima conversación consigo misma
a través de su creación.
De estilo lírico, sumamente pictórico, matérico
y multitextual. Trabaja principalmente con las manos y la espátula,
lo que la vuelve también gestual. Las incisiones sobre la materia
dispuesta en apariencias pastosas, parece haberlas hecho con el filo
o la punta de la espátula. Sus distintos niveles de texturas
dejan sospechar unas veces la mezcla de óleos y pigmentos directamente
con las manos, otras que bien pueden ser resultado del arrastre de los
materiales con el uso de la espátula o en otras ocasiones con
algunos chorreados como "accidente premeditado", cubriendo
así el soporte de sus pinturas en áreas nada uniformes
y rebordes nada precisos.
Las superficies pictóricas de Irma Palacios vienes a ser sugerencias
a la mirada. Evocadoras de estímulos de los sentidos y del pensamiento.
Como las obras que exhibe actualmente en la exposición colectiva
"Variantes. Ocho Pintores" en el Museo de Arte Moderno de
la ciudad de México, cuadros que aluden en lo general a tres
de los cuatro elementos vitales: aire, agua, tierra. La materia de estas
obras se disfraza, simulando elementos sensibles como las blanco-amarillas
transparencias y opacidades del ámbar, la dureza y densidad de
la piedra, las flores arrastradas por la voluntad del viento. O bien
encarna en material pictórico elaboraciones abstractas coloreando
de blanco-azul la pausa silenciosa del pensamiento.
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