Ť Reconoció Moore diferencias fundamentales entre los países de la OMC
Las protestas protagonizan el inicio de la Ronda del Milenio
Ť Fue ''un día triste'', dijo el neozelandés y pidió fortaleza a los delegados para abordar la agenda
Rosa Elvira Vargas y Roberto González Amador, enviados, Seattle, 30 de noviembre Ť De nada valió la ''apertura'' y la imagen de comprensión hacia los grupos civiles que quiso mostrar la Organización Mundial de Comercio (OMC) la víspera. La contundencia de la protesta y el número e ingenio de sus protagonistas concentraron la atención al empezar el encuentro planeado desde hace tres años con el objetivo de lanzar una nueva ronda mundial de negociaciones comerciales.
La Ronda del Milenio arrancó hoy con un retraso de cinco horas respecto al programa original, en un centro de convenciones sitiado por la policía y rodeado por decenas de miles de manifestantes, pero también en medio de ''diferencias fundamentales'' entre los 130 países miembros sobre todos los temas a negociar, como reconoció Mike Moore, director general de la OMC. Y para alentar a los muchos escépticos que viajaron miles de kilómetros para llegar hasta aquí, el neozelandés les aseguró: ''esta cumbre está condenada a tener éxito''.
En la ya conocida como The Battle in Seattle, desde hace dos días las organizaciones no gubernamentales llevan la delantera. Difícilmente los directivos del órgano de comercio, los ministros y sus delegaciones, podrán reponerse o alcanzar el impacto y éxito de los inconformes.
La apertura oficial de la Cumbre del Milenio --que por su errático andar nunca fue mejor bautizada, dicen, porque ahora no se sabe cuándo terminará-- que se había anunciado para las 10 de la mañana en el Paramount Theater, en el centro de esta ciudad, pero simplemente no empezó a tiempo. Y así ocurriría con el resto de la agenda de la OMC, que hoy incluyó una plenaria con la intervención de ministros de Comercio iniciada exactamente a las 16.26 hora local.
Incapaces de prever una entrada alterna, tanto al teatro de la inauguración como al Centro de Convenciones y Comercio de Seattle, donde se desarrollan las plenarias, los organizadores descubrieron muy tarde lo que todo mundo sabía desde la víspera: los manifestantes madrugan.
De ese modo, y como dice el Seattle Post, cuando el sol apenas empezaba a meterse en la noche del martes, miles de inconformes se encontraban ya en las calles del centro de la ciudad. Así, cuando los delegados y sus elegantes gabardinas quisieron trasponer las cadenas humanas formadas por los jóvenes en todos los accesos peatonales al Centro de Convenciones, aquello resultó imposible.
Desesperados y nerviosos, delegados --y no pocos reporteros--buscaban alguna entrada alterna, pero cuando no se topaban con el bloqueo de los manifestantes era la propia policía la que les impedía el ingreso al recinto, que alberga un centro de prensa para 6 mil periodistas.
A las 3 de la tarde (dos horas menos que en la ciudad de México), Mike Moore compareció ante la prensa para afirmar que ''la conferencia tendrá lugar'', no obstante el retraso de cinco horas respecto de los planes originales. Criticó a los manifestantes y calificó este accidentado inicio de la Ronda del Milenio como ''un día triste para mí''. Deseó que la OMC y los ministros de Comercio que asisten a la cita ''hagan gala de mucha fortaleza'' para sacar adelante la agenda de discusiones.
Moore afirmó que la OMC puede aceptar críticas ''pero nunca que se diga que no somos una organización democrática. No somos una organización perfecta, pero sin ella el mundo sería menos estable, menos previsible y menos seguro''.
Más allá de las críticas contra los manifestantes, de quienes Moore dijo que ''no representan ni a la mejor gente de Seattle, ni a la mejor gente de Estados Unidos'', las diferencias entre los países asistentes a la reunión sobre los renglones susceptibles de ser negociados y los tiempos de la apertura comercial fueron reconocidos por Moore. Minutos antes del inicio formal de los trabajos, afirmó que entre los países participantes en el encuentro persisten ''diferencias fundamentales en todos los sectores que se están negociando. Espero que los ministros dejen de lado sus diferencias. Por ahora no hay un documento definitivo, los grupos están en una suerte de toma y daca''. Moore mostró confianza en que de esta cumbre ministerial de Seattle salga la convocatoria para una nueva ronda sobre liberalización comercial, que sería la novena desde 1947, y que ésta pueda concluir ''de manera equilibrada'', en los próximos tres años.