Ť Manifiestan consternación ex compañeros de lucha; en Jalisco, el deceso
Fallece La Tita, activista en el movimiento de 68
María Esther Ibarra Ť En la memoria de sus compañeros del movimiento estudiantil de 1968 se borra la fecha en que Roberta Avendaño Martínez La Tita se fue a radicar a Colima, pero no su rostro ensanchado por la infaltable sonrisa, su voz ronca y claridosa, a veces jocosa y otras satírica y, mucho menos, a la mujer entrona para los madrazos, la que no se amedrentaba ante nada, aquella que encabezaba las brigadas, los mítines y las denuncias; esa que también conciliaba entre todas las corrientes al interior del Consejo Nacional de Huelga (CNH).
Esa es la manera como algunos ex líderes y participantes del 68 recuerdan a La Tita, quien falleció la madrugada de ayer en Guadalajara, Jalisco, luego de luchar contra la tromboflebitis que desde pequeña padeció, pero también asumió con su habitual fortaleza: "Si me ha de llevar la chin...., que ya me lleve, así es la vida y de algo me ha de llevar", le dijo resuelta a Fausto Trejo, la última vez que la vio. Su cuerpo fue velado en Colima y sus restos podrían ser trasladados hoy a la ciudad de México, para ser depositados en la misma tumba de sus padres.
Proveniente de las filas del magisterio ųfue profesora normalista y participó en el movimiento encabezado por Othón Salazarų, Roberta Avendaño desde entonces se perfiló como una luchadora social nata. De la Preparatoria 5 egresó para continuar con sus estudios en la Facultad de Derecho, de la cual fue delegada ante el CNH al estallar el movimiento estudiantil de 1968.
"En la facultad nos conocimos. Fue una mujer fuera de serie y de las pocas con ese cargo en el movimiento. Nunca faltaba a una reunión del consejo, hasta que en enero de 1969 nos detuvieron. Durante dos años permanecimos en la cárcel de Santa Martha Acatitla", recuerda, con la voz entrecortada por el llanto, su inseparable compañera de lucha Ana Ignacia Rodríguez Márquez La Nacha.
Luego de la matanza del 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, junto con casi 300 participantes del conflicto estudiantil del 68, fue sentenciada a 16 años de prisión, acusada de cometer delitos del fuero común y federal: lesiones, homicidio, robo, despojo, ataques a los agentes de la autoridad y a las vías generales de comunicación, asociación delictuosa, acopio de armas, invitación a la rebelión y a la sedición.
Salió en libertad bajo protesta el 24 de enero de 1971, pero estando en el penal murió su madre. Luego de salir de prisión, trabajó un tiempo como profesora en el plantel Oriente del Colegio de Ciencias y Humanidades, y unos años después se fue a radicar a tierras colimenses, en donde se dedicó a trabajar en el Centro de Readaptación Social para Menores.
Con motivo, el año pasado, de la celebración de los 30 años del movimiento estudiantil del 68, publicó el libro Testimonios de la cárcel, de la libertad y del encierro, producto de sus experiencias en prisión. "No estábamos fuera de la ley, ni éramos delincuentes, sólo seres queriendo ejercer su derecho a la democracia", declaró en una entrevista publicada en La Jornada, que con motivo de la presentación de su texto le hizo Ana Lilia Pérez.
Enterados de su muerte al ser entrevistados, Pablo Gómez y Marcelino Perelló, ambos ex dirigentes del CNH, manifestaron su consternación por su deceso. "Ella metía el orden en las sesiones del consejo, pues tenía un carácter muy conciliador y alegre", externó el ahora coordinador de la fracción parlamentaria del PRD en la Cámara de Diputados.
Perelló, actual funcionario en la Facultad de Ciencias, mencionó la siguiente anécdota: "Se hizo un corrido que decía: Informamos que las masas van llegando, pero pura madre, es La Tita caminando".
De Fausto Trejo es este comentario: "Mi compañera Roberta Tita Avendaño no está olvidada ni muerta. Vive ahora más que nunca y su cadáver heroico resurgirá como un espectro victorioso de sus ideales. No pido un minuto de silencio ųcomo dice Leopoldo Ayala, otro ex participante del 68ų sino toda una vida de lucha".