Masiosare, domingo 26 de julio de 1998
Aguascalientes, Ags. Esta era una sociedad ``conservadora y cerrada'' donde el Partido Revolucionario Institucional ganaba de todas, todas, con la bendición de la influyente jerarquía católica. Pero a partir de 1985, con la llegada de miles de chilangos luego de los terremotos, comenzó a romperse la ``homogeneidad''. Sin embargo, tendrían que transcurrir diez años para que el PRI fuera derrotado en las urnas.
En 1995, el Partido Acción Nacional le arrebató a los antes imbatibles priístas la capital del estado, donde se concentra 70% de los electores.
El análisis lo hace, en una oficina del gobierno estatal, Carlos Reyes Sahagún, asesor político del gobernador Otto Granados Roldán.
¿Qué pasará este domingo 2 de agosto, cuando medio millón de votantes puedan elegir al sucesor del ex vocero de Carlos Salinas de Gortari?
Los aguascalentenses ya probaron el cambio. Y, por curioso que parezca, el asesor del gobernador sugiere: ``Es como el amor, cuando lo pruebas, quieres más''.
¿De qué pueden querer más en Aguascalientes?
En una esquina está el eterno suspirante priísta Héctor Hugo Olivares Ventura, a quien, después de tres intentos, por fin se le hizo ser candidato de su partido.
En la otra, por el PAN, Felipe González González, uno de los más acaudalados empresarios de la entidad, quien apenas desde enero es miembro adherente de ese partido.
Con escasas posibilidades está Alfonso Bernal Sahagún, ex simpatizante del PAN y académico prestigiado, que se decidió a contender con las siglas del PRD luego de ser ``ignorado'' en el partido de Gómez Morín.
Analistas locales, dirigentes partidistas y el asesor de Otto Granados coinciden en que el 2 de agosto Aguascalientes vivirá una cerrada contienda: ``La diferencia no será mayor de 15 puntos, una nariz, lo que es peligroso para la gobernabilidad del estado''.
Otto Granados, recuerda Carlos Reyes, no tuvo contendiente.
Y así fue. En 1992, el candidato del PRI obtuvo un triunfo rotundo con 141 mil votos. El PAN apenas logró 37 mil y el PRD una presencia casi testimonial de 4 mil sufragios.
La historia del domingo venidero será otra. Se sabrá entonces qué quieren probar los electores de esta entidad del centro del país. Entre las opciones siguientes:
1. El poeta
Héctor Hugo Olivares Ventura está orgulloso de la reedición de sus poemas, publicados por vez primera en 1969. El racimo de versos de este hombre que, sin exageraciones, ha sido todo en el PRI, se titula Porque es urgente ser un hombre -tan hombre- como Ernesto Che Guevara.
Aun con las cerradas encuestas, el poeta Olivares está feliz porque al fin logró ser candidato de su partido a la gubernatura del estado que gobernó su padre, el profesor Enrique Olivares Santana.
Una desventaja de Héctor Hugo es que lleva 20 años fuera de la entidad, aunque la visita de manera constante. ¿Lo postularon demasiado tarde? ``Yo no llegué tarde y si antes no participé fue porque quería ser un político de carrera y no un político a la carrera'', dice el poeta, ennegrecido de tanto sol de campaña. ``Es que cada saludo es un voto'', explica.
Dos veces diputado y otras dos senador, Olivares también estuvo al frente de la Confederación Nacional Campesina (CNC). Lo echaron de ahí después del célebre ataque al candidato Carlos Salinas en La Laguna.
Con todo, en 1992 el hijo del ex embajador de México ante El Vaticano le presentó a Luis Donaldo Colosio, entonces presidente nacional del PRI, 100 mil firmas de ``simpatizantes'' que pedían su postulación.
Héctor Hugo recuerda que Colosio le dijo: ``Yo también creo que eres el mejor, pero te falta la firma más importante''.
Esa firma era para Otto Granados Roldán.
``No fui y me discipliné'', rememora el ahora candidato.
Hace seis años el poeta Olivares hubiera ganado sin problemas. Ahora la cosa es distinta. Por algo algunos dirigentes locales del PRI ya advierten que se prepara una concertacesión, a la vista de los sondeos que no los favorecen.
Pese a las encuestas, Olivares Ventura no pierde el buen humor y suelta la carcajada cuando se le recuerda que lo ubican como un dinosaurio: ``¡Qué dino voy a ser, soy un renovador. Y si no, ¿por qué se establecieron las consultas a la base? ¿Por qué el partido innovó estando yo como secretario de elecciones?''
Al calor de la campaña, Olivares no sólo ha sido señalado como dino. También lo han acusado, por el PAN, de haber participado en un fraude en perjuicio de algodoneros de La Laguna.
Olivares se defiende: ``Eso es falso, después de que pasó eso todavía fui candidato a senador y gané; nunca se tocó el tema en tribuna ni ha habido un reclamo. Esa acusación forma parte del programa Ave Azul del PAN para calumniar al adversario''.
La denuncia panista, sin embargo, propició que un líder cenecista de La Laguna visitara Aguascalientes para entregar a los medios y a los panistas firmas de campesinos de la región en defensa de Olivares.
``Nuestras encuestas no son malas, vamos más altos que en abril'', dice, aunque no suena muy convencido.
Cálculos aparte, el candidato ha hecho una campaña gris, de promesas a granel y con los sectores tradicionales de su partido. Es digna de mencionarse la presencia del magisterio, gremio donde los Olivares siempre han mantenido amplia influencia y que aporta más de la mitad de los candidatos priístas.
El martes 21, por ejemplo, un viejo cine de la capital fue escenario de una reunión del aspirante con maestros y padres de familia, quienes le entregaron 60 mil firmas ``de quienes van a votar por el PRI'', cada una respaldada por el nombre, domicilio y copia de la credencial de elector.
La imagen del cine sugiere una pregunta para el candidato:
-¿Qué hay sobre sus artes mágicas en procesos electorales?
-Esos son epítetos que me causan asombro, son invocaciones que tienen un tufillo del pasado y que nada tienen que ver con la organización que realizamos para ganar -replica.
2. El Macabeo
Felipe González González quiso ser candidato de una coalición PAN-PRD. El panismo se negó con el argumento, que repite su presidente estatal, Luis González Rodríguez, de que ``nosotros somos los del empuje''.
Felipe no insistió y en enero se hizo miembro adherente del PAN.
El candidato blanquiazul se inició como abarrotero y fue ampliando sus negocios, conformados por unas diez empresas que incluyen tiendas, casas de cambio, transportes de carga y una constructora.
``Siempre se benefició del sistema'', dicen los integrantes del PRI, quienes recuerdan que construyó clínicas del Seguro Social y el Teatro de Aguascalientes. ``Es un renegado priísta'', llegó a decir de él Augusto Gómez Villanueva.
Líder de empresarios, Felipe González formó en 1997 un grupo plural en el que participaron hombres de negocios, académicos, personal de la diócesis e incluso perredistas. De ahí surgió otra agrupación a la que bautizó como ``macabeos'', por una referencia bíblica.
Aunque su membresía y funcionamiento se manejan de manera semioculta, entre los macabeos se cuentan la Asociación de Abarroteros, el Frente Estatal de Acción Popular, la Asociación Nacional Femenina, Acción Católica, Testimonio y Esperanza y hasta la Unión Campesina Democrática.
También participan miembros de la Unión Social de Empresarios, el Consejo Coordinador Empresarial, la Unión de Padres de Familia, el Centro Bellings y el Movimiento Familiar Cristiano, los Caballeros de Colón (un hermano del candidato es su presidente) y ex integrantes de Desarrollo Humano Integral, Asociación Civil (DHIAC).
Varias de estas agrupaciones firmaron desplegados y participaron en manifestaciones de apoyo al presidente municipal panista de la capital, Alfredo, El Mosco, Reyes, cuando tuvo roces con el gobernador Otto Granados y cuando se vio envuelto en una polémica por censurar una exposición de fotos de desnudos.
Poco antes de la elección del candidato, miembros de estas organizaciones recorrieron la entidad para realizar un diagnóstico que sirvió de base para la plataforma de campaña.
Entre los panistas locales se cuenta que en 1995 el gobernador Otto Granados le ofreció a Felipe González la candidatura a la alcaldía de la capital y que el año pasado le puso en bandeja una diputación federal. En ambos casos, el empresario habría rechazado la oferta.
Después de participar en un mitin en la comunidad de El Taray, donde 2 mil personas lo ovacionaron, el candidato asegura que ganará porque sus encuestas, y aun las del PRI, le conceden 15 puntos de ventaja.
En Aguascalientes, el PAN aspira a exorcizar el fantasma de su derrota en Chihuahua: quiere ganar la gubernatura, conservar la mayoría en el Congreso, mantener las cuatro alcaldías que gobierna y sumar los municipios de Tepezalá, Jesús María y Asientos.
Para lograr el milagro, el candidato panista se ha pronunciado en favor del uso del condón, pese a que muchos de los grupos que lo apoyan -sus macabeos- han sido activos promotores de, digamos, las brigadas de inspectores de la moral pública, que hasta tenían credenciales firmadas por el ayuntamiento... priísta.
3. El académico
Ex panista, el diputado local por ese partido y ex encargado del Fideicomiso de Educación durante el gobierno de Enrique Olivares Santana, Alfonso Bernal Sahagún, aceptó la candidatura perredista luego de que en el PAN ``lo ignoraron''.
Con él abandonaron el blanquiazul José Luis Gutiérrez Lozano, militante de dos décadas que hoy contiende por la alcaldía de la capital bajo las siglas del PRD, y el diputado local Anselmo Sotelo Mondragón.
Bernal Sahagún es conocido por sus méritos académicos (ganó, por ejemplo, el Premio Nacional de Química) y por sus actividades altruistas.
El candidato, cuya meta es empujar el crecimiento electoral del PRD más que disputar en términos reales la gubernatura, niega que su candidatura divida el voto opositor, pero los operadores políticos de Olivares Ventura aseguran que ``lo apoyaremos en todo lo que sea posible porque le restará votos al PAN''.
Otto y la situación nebulosa
``El PRI ha sido siempre un partido fuerte en Aguascalientes. Hasta las elecciones de 1988, el PRI tenía el triunfo asegurado, y aquí no hubo presencia significativa de la Corriente Democrática'', se lee en un análisis de la jerarquía católica local, muy activa en la promoción de candidatos, sobre todo después de la llegada de Otto Granados al poder.
La derrota del PRI en 1995, coinciden aquí, fue resultado no sólo de la crisis económica, sino también de una serie de errores políticos de Otto y de su marca salinista (fue director de comunicación de la Presidencia antes de convertirse en candidato a la gubernatura).
El gobierno de Granados fue objeto de diversos ataques por asuntos como la concesión del agua, las auditorías a líderes empresariales, la aprehensión de estudiantes de un colegio marista y, sobre todo, su alejamiento de la clase política local.
Tras la derrota de 1995, el gobierno de Otto Granados entró en una fase de relaciones peligrosas con los ayuntamientos panistas y la mayoría legislativa, también de Acción Nacional.
La guerra alcanzó varias veces proyección nacional, en asuntos relacionados con las participaciones municipales y las atribuciones del Congreso.
La consulta para elegir candidatos, que el PRI presume como la clave de su victoria en Chihuahua, no se dio en Aguascalientes.
Lo que sí sucedió fue un pacto político entre el gobernador Granados y el candidato Olivares. En las filas priístas se cree que un triunfo tricolor no implicaría una venganza con el salinista Otto, sino un ``indulto'' que sería más difícil de lograr con el PAN.
Una prueba del acuerdo fue que el gobernador tuvo manos libres para sugerir al candidato en la capital y otros municipios.
Pero aun con esos amarres, los priístas cifran sus esperanzas electorales en un ``empate técnico'' en las ciudades y en un ``colchón'' de 20 mil votos que les darían las zonas rurales.
El asesor político de Otto Granados, Carlos Reyes Sahagún, no la ve tan sencilla. Para él, ``se acabó el voto verde, ahora la situación es nebulosa para todos''.
Uno de los resultados de la llegada del joven colaborador de Carlos Salinas a la gubernatura fue la formación de un grupo de autodefensa de los priístas tradicionales. Le llamaron Unidos por Aguascalientes y ha sido mejor conocido como UPA.
Benito Armenta, uno de los integrantes de este grupo y operador político de Olivares Ventura, reconoce que UPA reúne a los políticos excluidos pero niega que se haya formado para ``golpear'' al gobernador Granados.
La cabeza de UPA era Armando López Campa, hombre de Enrique Olivares Santana, su colaborador en El Vaticano y hasta hace un par de meses subsecretario de Asuntos Religiosos en la Secretaría de Gobernación.
Había también personajes como Benito Palomino Dena, Francisco Guel Jiménez, y los ex gobernadores Rodolfo Landeros y Miguel Angel Barberena Vega.
En UPA, por supuesto, no faltaban los ``políticos-políticos'' Augusto Gómez Villanueva y Héctor Hugo Olivares Ventura.
Las relaciones UPA-Otto han sido siempre tensas y tenido momentos más difíciles, como cuando el gobierno estatal encarceló a Vicente Ventura Trinidad, cuñado de Olivares Santana y tío de Olivares Ventura, bajo el cargo de peculado.
Los Olivares pidieron clemencia para su familiar, pero nunca lograron una respuesta favorable del gobernador.
Hacia marzo de 1995, UPA quiso promover candidatos en las elecciones municipales. Perdió todas. Los aspirantes fueron gentes avaladas por el gobernador Granados. El resultado, dicen priístas, fueron las contundentes derrotas frente al PAN en los principales municipios.
La capital de Aguascalientes, que concentra 70% de los votantes, es gobernada por el PAN desde 1995. Este partido también ganó ese año los ayuntamientos de Cosío, Calvillo y Rincón de Romos.
Los estrategas electorales de los partidos reconocen que quien gane la capital asegura la gubernatura.
Como en otras entidades, en Aguascalientes la feria de acusaciones y ataques incluye el uso de encuestas como armas electorales.
Los panistas han presentado una de la empresa local Consulta, donde su candidato aparece en primer lugar, seguido del perredista Bernal y con Olivares Ventura en la tercera posición.
Los sondeos del PRI le dan 32.2 % de la intención de voto, contra 25.4% del PAN y apenas 4% para el PRD.
La más reciente encuesta dada a conocer por el PAN, realizada por la empresa Consultoría e Investigación Estratégicas, arroja los siguientes resultados: 54.11% para el PAN, 29.83 para el PRI y 8.68% para el PRD.
En 1997, el PAN perdió 20 mil votos respecto a 1995, cuando obtuvo 124 mil. El PRI avanzó de 95 mil hace tres años a 122 mil 500 en 1997.
El PRD ha tenido un crecimiento sostenido, pues pasó de 4 mil votos en 1992 a 37 mil en las elecciones federales del año anterior.
El domingo 2 de agosto están en juego la gubernatura, 11 ayuntamientos y 18 diputaciones locales.