La Jornada 8 de agosto de 1997

Estarían presos y sujetos a tormento en cuarteles un soldado y dos campesinos guerrerenses

Maribel Gutiérrez, corresponsal, Sierra de Atoyac, 7 de agosto Ť En esta región de la Costa Grande de Guerrero, donde en los últimos días se reactivaron los patrullajes militares en busca del Ejército Popular Revolucionario, familias campesinas reclaman tres desaparecidos y han recabado testimonios según los cuales se encuentran presos en cuarteles militares, sometidos a torturas para que proporcionen información sobre el grupo armado.

Los desaparecidos son el recluta del Ejército Fredy Nava Ríos, de 16 años; el campesino Miguel Castro Munillo, de 38, y el combatiente del EPR, Benito Bahena Maldonado, de 24 años.

Fredy fue arrestado en el cuartel del 49 Batallón de Infantería, en Petatlán, el 29 de mayo, dos días después del enfrentamiento entre una columna eperrista y tropas del Ejército en El Guanábano, sierra de Atoyac, donde oficialmente murieron tres militares y dos combatientes del grupo armado.

El padre de Fredy, Manuel Nava Baltazar, vecino de la comunidad de El Cucuyachi, en el área donde ocurrió el enfrentamiento del 27 de mayo, ha preguntado por su hijo en instalaciones del Ejército en Guerrero y la ciudad de México. La última respuesta oficial que recibió de la Secretaría de la Defensa Nacional, el 18 de julio, es que su hijo había desertado y por ese motivo existía una orden de aprehensión en su contra.

Sin embargo, un soldado le informó que Fredy había estado cuatro días preso en el cuartel de Atoyac, donde lo tuvieron amarrado y con los ojos vendados, y lo golpeaban. Le dijo que conoció bien a Fredy porque él estuvo encargado de acercarle la comida y de llevarlo al baño.

Con el primer informe que Nava Baltazar recibió acerca de la detención de su hijo, también le señalaron el motivo: en el Ejército lo consideraban sospechoso de colaborar con el EPR, y de pasar a ese grupo información sobre las actividades de las tropas. También le informaron que los primeros días estuvo detenido en Petatlán, luego cuatro días en el cuartel de Atoyac, y posteriormente trasladado probablemente a Acapulco o a la Ciudad de México.

Manuel recordó que la última vez que vio a Fredy, el 25 de mayo, le comentó que en el cuartel de Petatlán uno de sus jefes le había hecho ver que hacía muy bien los ejercicios militares, y medio en broma le dijo: ``se me hace que tú anduviste en el EPR''.

Antes de ingresar como recluta del Ejército, el 20 de marzo, Fredy estudiaba en la telesecundaria de El Cucuyachi y dejó los estudios para ayudar económicamente a su familia.

Oficialmente, en el Ejército han negado que Fredy esté detenido. Al principio, en el cuartel de Petatlán, le decían a Manuel que su hijo había solicitado permiso, otras veces que estaba franco y finalmente le dijeron que había desertado.

Pero por la información que ha recabado, Manuel afirma que los militares ``están mintiendo al decir que desertó''.

Detenciones y torturas

De los tres casos de desaparecidos recientes en Guerrero, el primero es el de Miguel Castro Munillo, originario de la región de La Montaña, de origen tlapaneco, residente en San Francisco del Tibor, sierra de Atoyac, desde hace unos 15 años, a donde llegó como muchos jornaleros indígenas a trabajar en el corte del café. Es miembro de la Coalición de Ejidos de la Costa Grande y del PRD.

En marzo se difundió en diversos medios de comunicación los testimonios de un colaborador del EPR, comerciante de Coyuca de Benítez, Jorge Salas Dircio, que fue detenido y torturado durante diez días por agentes de inteligencia militar. Cuando fue liberado informó que los militares que lo interrogaron le enseñaron una lista de campesinos de las sierras de Coyuca y de Atoyac, a quienes señalaban como parte del grupo armado. En esa lista, de acuerdo con el relato de Salas Dircio, estaba el nombre de Miguel Castro Munillo.

El 23 de marzo, los vecinos de San Francisco del Tibor se reunieron en asamblea y firmaron una carta dirigida al gobernador Angel Aguirre, en la que afirman que Miguel Castro no tiene relación con ningún grupo armado y piden garantías para su integridad.

Mariana Navarro Dircio, esposa de Miguel y madre de cinco niños, informó que salió de la casa el 4 de abril. Iba a Acapulco a visitar a un hermano enfermo. Desde entonces no supo de él.

Después, una persona le informó que iba en una camioneta de pasajeros de San Francisco a Atoyac, que fue detenida en un retén de la Procuraduría General de la República (PGR) en el arroyo Chachalaco, donde revisaron y pidieron identificación a todos los pasajeros. Miguel no llevaba credencial, y por eso lo apartaron de los otros pasajeros. Después lo dejaron seguir en la camioneta, y llegó hasta la terminal en Atoyac, donde fue visto por última vez.

El EPR, en comunicados recientes, se ha referido a los desaparecidos que no pertenecen a sus filas, entre ellos Miguel Castro Munillo, y afirma que como los otros desaparecidos, fue detenido por militares y se encuentra presuntamente preso en algún cuartel militar.

Esta versión coincide con un testimonio que dio el campesino Martín Barrientos Cortés, quien estuvo desaparecido 12 días desde el 28 de mayo, y preso en cuarteles militares de Atoyac, Petatlán y Acapulco, así como en un campamento militar instalado en San Francisco del Tibor.

Martín relató que en el campamento militar de San Francisco del Tibor tenían detenido con él a otro campesino, del que no supo el nombre ni las características porque lo tenían con los ojos vendados, y agregó: ``Nos metieron a los dos a un carro. Yo oía que el señor decía que no lo fueran a matar, que sus hijos, que su señora, y empezó a llorar. Ellos le decían: `pues lo hubieras pensado antes de meterte en eso'''.

Constantina Maldonado Miranda, vecina Las Palmitas, en la sierra de Tepetixtla, municipio de Coyuca de Benítez, lleva tres semanas buscando a su hijo Benito Bahena Maldonado, también desaparecido.

Según el EPR, Benito es combatiente de sus filas, a las que ingresó después del asesinato de su hermano Isidoro, quien fue acribillado por soldados en la sierra el 12 de marzo de este año.

En un comunicado informó que Benito, conocido en el EPR como Fabián, fue detenido presuntamente por agentes de inteligencia militar y policías judiciales el 24 de junio en el Parque Papagayo de Acapulco, donde se encontraba platicando con un colaborador del EPR, Domingo Ayala, quien también fue detenido por militares y liberado una semana después.

Constantina, de 48 años, explica que Benito había salido de Tepetixtla ``porque le agarraron coraje, porque pertenecía a la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS). Se vino a trabajar a la ciudad hace como dos años. Ultimamente me habló por teléfono, me dijo que estaba trabajando en Oaxaca. Y antes que lo agarraran me habló otra vez, me dijo que tenía ganas de verme. Así que me vine, ya cuando llegué a Acapulco hallé la novedad de que lo habían agarrado''.

De acuerdo con el testimonio de Domingo, a los dos los llevaron en un helicóptero y en todos los retenes los anduvieron bajando. Finalmente los llevaron a México, y de ahí liberaron a Domingo con la condición de que entregara a otros miembros del EPR.

Constantina fue al Campo Militar Número Uno a preguntar por su hijo. Un soldado que estaba de guardia recibió la petición y le dijo que iban a investigar.

La madre de Benito exige la presentación de su hijo: ``Que no me lo tengan en cárcel clandestina. Y en caso de que haya cometido algún delito, que lo castiguen conforme a la ley, con cárcel se paga''.