Prigione: en Guadalajara, el blanco ``quizás era yo, no Posadas''
Salvador Guerrero Chiprés Ť En el caso de las denuncias contra el superior general de Los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel Degollado, ``hace falta un juicio'', consideró el nuncio apostólico Girolamo Prigione, para quien las acusaciones de abuso sexual que han comenzado a aflorar también en iglesias distintas de la Católica, deben basarse en ``la búsqueda de la verdad''.
En la que fue su última conferencia de prensa como representante del Vaticano en México, Prigione pidió continuidad en las investigaciones del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, con quien tenía que reunirse en el aeropuerto de Guadalajara el 24 de mayo de 1993, fecha del asesinato del religioso, ``pero llegué más de 20 minutos tarde''.
Sobre el tratamiento que el Vaticano debe dar a las acusaciones dirigidas a Marcial Maciel --quien es amigo del nuncio y a quien ayudó para que en enero de 1991 durante el quincuagésimo aniversario de la orden de Los Legionarios, el papa Juan Pablo II consagrara a 60 sacerdotes de esa congregación-- respondió: ``Pregúnteselo a mi sucesor'', Justo Mullor, quien asumirá el cargo a mediados de junio.
A cuatro días del cuarto aniversario del asesinato del cardenal Posadas, Prigione señaló que probablemente el objetivo del tiroteo ``era yo, aunque no me gusta especular'', consideró que el suceso resultó ``probablemente de una confusión'' y señaló que persiste ``la gran interrogante'' de la causal del homicidio.
``Algún día tiene que darse con la verdad auténtica'', expresó al equiparar la complejidad de la investigación con la seguida luego de los homicidios de John F. Kennedy y de Olof Palme.
Afirmó que los hermanos narcotraficantes Arellano Félix, que él recibió --uno de ellos presuntamente estuvo en el aeropuerto de Guadalajara el día del crimen de Posadas-- actuaron ``deshonestamente'' por intentar lavar su imagen con la visita y acercamiento al clérigo.
Dijo que antes de ese encuentro --del que se conoció a fines de 1993-- la madre de los Arellano se entrevistó con el arzobispo de Guadalajara, cardenal Juan Sandoval Iñiguez, para tratar de exculpar a sus hijos del asesinato de Posadas Ocampo y abrir la ruta hacia el nuncio en la ciudad de México.
Casi 20 años después de su arribo a México como representante papal, Prigione consideró el establecimiento de relaciones oficiales con el gobierno y las tres visitas ``que sacudieron a México'' realizadas por el pontífice, como sus mayores logros.
Asimismo sugirió que los evangelistas ``se cuenten bien'' y dejen ``de inflar números'': nueve de cada diez, aseguró, son católicos en México.
El país que deja, comentó, está ``en efervescencia'', renovado y debe decir ``no a la metralleta''.
En la eucaristía que dedicó a la celebración de la XXXI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en la capilla de la sede de la nunciatura, Prigione estimó que ha disminuido ``la atención y el respeto que anteriormente se daba a las opiniones de los cristianos'' y lamentó ``la indiferencia'' de dueños de los medios hacia la dimensión espiritual y religiosa de la vida.
Por otra parte, el nuncio entregó el Premio Paulo VI de Periodismo al subdirector de El Heraldo, Pedro Camacho Marín.
``No hablemos de política, la Iglesia no promueve partidos políticos, promueve valores'', comentó en su encuentro con los reporteros, donde presentó a la Iglesia como ``factor de unidad''.
Aceptó que para lograr sus propósitos en México buscó la utilización ``de todos los medios posibles y legítimos'' y jamás se preocupó por las críticas o la búsqueda ``de piropos y alabanzas. Lo que cuenta es llegar a la meta que uno se propone y lo demás lo juzgará la historia'', resumió.
En México ``todo se puede admitir: las discrepancias, las contradicciones, sin llegar a campañas sucias, sin llegar a términos que desdicen de una persona civilizada. En este marco de efervescencia veo en México mejores horizontes; yo deseo que este país prosiga en este camino, en este cauce, únicamente que se evite la violencia porque la metralleta nunca ha resuelto el problema de los países, de los pueblos, los ha exacerbado, los ha agudizado. Que continúe esta efervescencia, está tensión civilizada, buscando nuevos horizontes para esta gran nación que tiene un gran poder''.
--Hay un asunto que es un poco difícil de tratar por la amistad de usted con el superior general de Los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel; son las denuncias de gente prestigiada en el medio académico y gubernamentalÉ
--¡Pregúnteselo a mi sucesorÉ!
--¿Y en términos de lo que debe hacerse en este casoÉ?
--Yo no creo en las acusaciones. Hay que probarlas. Por eso ocurre que es muy fácil destruir una persona. Por eso digo que hace falta un juicio.
--¿No se siente comprometido a llamarlos a platicar con usted, en tanto cristianos?
--De ninguna manera. Pregúnteselo a los señores que acusan. Yo no sé.
A pesar de todo, agregó el nuncio apostólico, en México ``hay grandes poderes humanos y cristianos. Hay grandes valores. Estos hay que subrayarlos más que lo negativo, porque hay veces, hay personas, que ven todo en plano oscuro, en plan sombrío, en plan negro. Yo quiero ser optimista, de manera razonada, de manera realista. México tiene valores, hay que subrayarlos y promoverlos''.
El tema de los abusos sexuales fue reintroducido cuando una reportera de Televisa preguntó sobre los atribuidos a Samuel Joaquín, dirigente de la iglesia La Luz del Mundo.
``Que se busque la verdad, sin acusar falsamente; es muy fácil acusar falsamente o calumniar o difamar; creo que es un crimen también'', repuso Prigione, quien en su visita el 21 de abril a la Universidad Anáhuac partió un pastel que representaba una biblia abierta acompañado por el arzobispo Norberto Rivera y de Marcial Maciel Degollado.
Cuando murió el presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo, fue Maciel quien ofició la misa en la Basílica de Guadalupe, el mes pasado.
--Eso de buscar la verdad ¿se aplica también a la Iglesia católica?
--Sí. Buscar la verdad.
Finalmente Girolamo Prigione llamó a los medios de comunicación a no caer en el juego de recriminaciones y concentrarse en ``orientar y estimular''.