La Jornada 15 de febrero de 1997

Posibles judiciales, los plagiarios de Nicéforo Urbieta, dice su esposa

Adriana Malvido Ť Han transcurrido cuatro días y el pintor Nicéforo Urbieta sigue desaparecido. La Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh) añadió uno más a la lista de las 12 personas plagiadas desde septiembre de 1996 en Oaxaca.

Antes del secuestro a Urbieta, ocurrido la mañana del martes pasado en la ciudad de Oaxaca, organismos defensores de derechos humanos habían registrado en la entidad 12 casos a partir del ataque armado del Ejército Popular Revolucionario (EPR), realizado en agosto de 1996 en Huatulco. Según han documentado la Limeddh y el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (Coddep), todos aparecieron días después con huellas de tortura física y, según sus testimonios ministeriales, los interrogatorios y las formas en las que se realizan los secuestros son similares en todos los casos: ``Se efectúan en cárceles clandestinas'' y tienen como objetivo ``que declaren sobre el EPR''.

Líderes campesinos, profesores indígenas, dos abogados, un estudiante de pintura y un periodista figuran entre los plagiados. Ahora también Nicéforo Urbieta.

Marcela Vera, esposa del pintor, interpuso ayer una denuncia reclamando la privación ilegal de la libertad a la que fue sometido su esposo, y por ``la tortura, azotes, marcas y palos a que esté siendo sometido en los separos de la Policía Judicial de Oaxaca'', según consta en el expediente 56/97 del juzgado cuarto de distrito. Allí también, Vera exige protección de la justicia federal ``en contra de actos de autoridad que violan, en agravio del quejoso, las garantías individuales que la Constitución consagra''.

Con voz serena pero preocupada, Marcela Vera informó ayer, vía telefónica, que recibió la visita en su casa del procurador de Justicia del estado, Roberto Martínez, quien le pidió detalles sobre los hechos. Por la tarde, fue citada junto con Miguel Urbieta, hermano de Nicéforo, para asistir a las oficinas de la Procuraduría. El mismo familiar interpuso el miércoles pasado una denuncia ante el procurador general de Justicia, en la que demanda se inicie la averiguación previa correspondiente en contra de quienes resulten responsables del secuestro, abuso de autoridad y privación ilegal de la libertad de Nicéforo Urbieta. En su denuncia menciona varios hechos que lo llevan a presumir ``que quienes privaron de la libertad a Nicéforo Urbieta Morales fueron elementos de la Policía Judicial del Estado''.

La sospecha se respalda, según la denuncia de Miguel Urbieta recibida por el Ministerio Público, en que la noche del martes llegaron a casa de Marcela Vera elementos de la Policía Judicial del Estado para informarle que habían encontrado el automóvil de su esposo mal estacionado, y que por ello lo habían llevado al corralón. Le dijeron que los documentos encontrados en el interior del auto les habían indicado el domicilio del dueño. ``Tales agentes iban a bordo de un vehículo rojo, marca Mustang, al parecer con placas de circulación 903-CRV, y al mando de un agente que dijo ser jefe del Grupo de Robos, de la Policía Judicial del Estado''. El hermano del pintor señala que es la autoridad de tránsito la que, en ese caso, sería la autorizada para trasladar el vehículo y no la Judicial.

El propio Miguel reitera en la denuncia que, según testigos, Nicéforo fue bajado de su Volkswagen por ``tres individuos fuertemente armados con pistolas y metralletas, encañonándolo y jalándolo de los cabellos'' para introducirlo a un Tsuru blanco. Lo extraño, asienta, es que los mismos individuos ``volvieron al lugar de los hechos y revisaron todo el vehículo, llevándose diversos objetos y documentos que en su interior se encontraban.''

Miguel Urbieta también señala que esa noche les impidieron denunciar los hechos en la Procuraduría, argumentando que era tarde, que ya no había personal que los atendiera y que regresaran al día siguiente. Dado que ahora saben que en ese edificio hay una agencia del Ministerio Público adscrita a la Policía Judicial, la cual funciona 24 horas al día, ``presumimos que también hubo obstrucción en la investigación del delito''.

La Limeddh, organismo filial de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), ha hecho un recuento de los hechos. Por datos obtenidos de las investigaciones de los casos de Evaristo Peralta, Oliverio Pérez, Mario Guzmán Olivares, Razhy González y Felipe Sánchez Rojas, secuestrados entre el 14 de septiembre y el 28 de octubre del año pasado, la liga encontró coincidencias ``completas''.

Razhy González, director del semanario Contrapunto, relata su caso: ``Todos han sido similares. En el mío, fui convocado a una conferencia de prensa que no resultó tal, sino el ataque del EPR en Huatulco. Cometí el error de aceptar una segunda convocatoria a otra conferencia de prensa y tres días después me secuestraron. Como a los demás, me amarraron, me vendaron los ojos y me interrogaron durante 46 horas. No hubo tortura física, sólo tengo la cicatriz de las quemaduras que la venda dejó en la nariz, igual que los otros. Yo nunca he sido militante''.

La filial oaxaqueña de la Federación Internacional de Derechos Humanos, organismo consultivo de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha manifestado su preocupación porque ``las autoridades, lejos de aclarar la cadena de desapariciones forzadas, éstas se desarrollan con la permisividad del Estado''. En un informe presentado la semana pasada, la misma organización habló de ``participación directa por parte de las autoridades para que en el estado se ejerzan el secuestro y la tortura como métodos de investigación en cárceles clandestinas''. La aseveración tuvo respuesta del procurador general de Justicia, Roberto Martínez, quien negó la existencia de dichas cárceles y de cuerpos gubernamentales de inteligencia parapoliciacos o paramilitares que hayan realizado los secuestros.

La movilización en solidaridad con Nicéforo Urbieta continúa. Hoy a las 11 horas en la ciudad de México se llevará a cabo una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros para hablar de la situación en Oaxaca, y especialmente denunciar el caso del pintor. Gente de Oaxaca, entre quienes están familiares de Nicéforo, se trasladarán al Distrito Federal para estar presentes en la Fraternidad de Reporteros de México, ubicada en la calle de Gante. Hablarán de Nicéforo, de su trabajo en Oaxaca, de cómo hace muchos años, desde que salió de Lecumberri donde fue preso político durante seis, decidió dedicarse al arte, la pintura y la promoción cultural.

Seguramente sus sobrinos --músicos-- comentarán la participación de Urbieta en la reciente creación de una Orquesta de Cámara Juvenil en Oaxaca y en la integración de un patronato. Recordarán el concierto que dieron hace poco en aquel templo del siglo XVI en Zegache, que se llenó con público campesino, y cómo llenaron el teatro Macedonio Alcalá después. Lo recordarán como una de las últimas actividades de Nicéforo, antes de ser secuestrado hace ya cuatro días.

Y lo recordarán para que Nicéforo Urbieta sea liberado.