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A Ucrania se le complica la expulsión de militares rusos en áreas de Kursk
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 12 de septiembre de 2024, p. 27

Moscú. Más de un mes después de llevar la guerra al territorio internacionalmente reconocido como parte de Rusia, las tropas de Ucrania que controlan un área de mil 300 kilómetros cuadrados y cerca de 100 localidades de la región de Kursk, coinciden analistas, no han podido expulsar a los militares rusos atrincherados en Glushkovo y Korenovo.

Esto, a su juicio, complica el plan del mando militar ucranio de cerrar el cerco de las tropas rusas desplegadas a lo largo de 70 kilómetros de la frontera con la región ucrania de Sumy, limitadas al norte por el cauce del río Seim y sus tres puentes destruidos.

El tendido provisional de pontones hizo posible la llegada de refuerzos rusos con unidades de infantes de marina de la Flota del Pacífico y paracaidistas. En ese contexto, los blogueros rusos pro Kremlin publicaron en redes sociales un video que muestra una columna de ocho blindados, entre tanques y carros, que avanzan desde Korenevo hasta hace poco bajo control ucranio, por una carretera hacia la localidad de Snagost.

El proyecto Deep State, vocero extraoficial de los militares ucranios, reconoció ayer que, en efecto, la situación en el flanco izquierdo de nuestro contingente en Kursk empeoró. El ejército ruso comenzó ahí a atacar, tras pasar vehículos blindados desde el otro lado del río Seim.

Esto animó al canal Rybar, cercano a la inteligencia militar rusa, a proclamar que comenzaron ya los contrataques rusos en el distrito de Korenevo, en Kursk, lo que en opinión del analista militar Yan Matveyev es lógico porque busca desbloquear el distrito de Glushkovo y, al mismo tiempo, se encuentra bastante lejos del centro de suministros logísticos de las tropas ucranias en Kursk, que pasa por la carretera que atraviesa Sudzha, y está más protegido.

El experto militar de la BBC de Londres, Ilia Abyshev, considera que si las unidades rusas logran llegar hasta las localidades de Liubimovka y Novoivanovka, el grueso de las tropas ucranias en la zona de Korenevo quedarían en una situación vulnerable.

Para Aleksandr Musiyenko, director del Centro de Investigaciones Militares y Jurídicas de Kiev, el mando militar ucranio sabía que tarde o temprano, más aún que Rusia tuvo que mover ahí a cerca de 35 mil efectivos desde otras partes del frente, tendría que hacer frente a contrataques rusos y, por eso, se preocupó por reforzar los flancos y asegurar la logística de la operación.

Por otro lado, la entrevista que el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Serguei Shoigu, concedió el martes a Rossiya-24, el canal de noticias de la televisión pública rusa, indignó a los más fervientes partidarios de la operación militar especial, que ayer no escatimaron adjetivos en sus comentarios en redes sociales.

Shoigu, quien con sus declaraciones quiso salir de la suerte de ostracismo en que se encontraba desde que dejó la cartera de Defensa y cuyos colaboradores más cercanos están en prisión preventiva por cargos de corrupción, en relación con la incursión ucrania en Kursk, afirmó que hasta que no los echemos (a los ucranios) de nuestro territorio no vamos a negociar nada con ellos.

El canal de Telegram Acción Directa Z le recordó: Jersón, Zaporiyia, Donietsk y Lugansk ya figuran en nuestra Constitución como nuevas regiones, pero este alto funcionario hasta ahora no las considera parte de pleno derecho de Rusia y otros blogueros, como el autor de El imperio está muy molesto, se hicieron eco al decir que al parecer, Shoigu no se ha enterado de las enmiendas a la Carta Magna.

Al revelar Shoigu que antes de invadir el territorio ruso Kiev propuso a Moscú, a través de Ankara, asumir el compromiso recíproco de no atacar la infraestructura energética, las plantas atómicas y la flota mercante en el mar Negro, iniciativa que nuestro presidente (Vladimir Putin) aceptó.

El escritor Liev Vershinin, entre otros, se preguntó quién habrá autorizado a Shoigu a poner en ridículo a nuestro presidente al presentarlo como un idiota al que volvieron a engañar.