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Del realismo delirante al maravilloso

Los textos de Pynchon están más cerca de la locura o la genialidad que existe en la vida cotidiana

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▲ El escritor estadunidense Thomas Pynchon en una imagen de 1953, cuando cursaba la preparatoria.Foto tomada de Wikipedia
 
Periódico La Jornada
Jueves 4 de julio de 2024, p. 3

La monumental novela El arco iris de gravedad es la usual entrada a la obra del escritor Thomas Pynchon (Long Island, Nueva York, 1937), texto que es un desafío por su extensión, temas y el estilo que abreva en las posibilidades narrativas que empezó James Joyce con Ulises, afirmó el cronista y narrador Franco Félix.

La obra del escritor estadunidense tiene como un tema principal el anticolonialismo, que lo coloca como un pionero al alertar sobre la brutalidad y secuelas de la apropiación de naciones, reseñó Félix.

El también ensayista destacó en entrevista con este diario la influencia que el genio irlandés tiene sobre el estadunidense, especialmente en la mezcla de los personajes y el narrador; cuando éste explica la escena, de pronto en ese mismo párrafo, incluso en la misma línea, estamos escuchando los pensamientos del personaje. Están muy bien mezclados en la narrativa.

Añadió que esa curiosa forma de narrar viene del Ulises, donde los personajes Bloom y Stephen se confunden con el narrador, ambos son una especie de alter ego del propio Joyce. Uno joven y el otro viejo. Van apareciendo y se narra en tercera persona, luego en segunda y en primera.

Lo anterior, agregó Félix, “lo hace un montón Pynchon en El arco iris de gravedad, una novela monumental y difícil porque el narrador y los personajes están difuminados en la estructura narrativa”.

El texto es una brutalidad en todos los sentidos, aseguró el escritor sonorense. Hoy podría afectar la sensibilidad de personas y aún más en 1973. Es una novela alucinante, pero hay que dedicarle mucho tiempo. Un año después de su aparición le dieron el Premio Nacional del Libro de Ficción en Estados Unidos.

El arco iris... se alza contra el colonialismo. Habla claramente de la pulsión de los países que ganaron la Segunda Guerra Mundial y fueron apropiándose de naciones, que algunos ya liberaron y otros no. Hemos visto guerras entre Rusia y Georgia y ahora con los ucranios. Estas contiendas siguen vivas ahora, dijo Félix.

El ganador del más reciente Premio de Ensayo Malcolm Lowry se refirió a la complejidad de los temas que toca Pynchon en esta narración: desde polímeros con una perspectiva de ingeniería química, pasando por la Segunda Guerra Mundial, estados nación, el fin de la contienda, y la increíble historia de los herero, una comunidad de África ya desaparecida.

Pynchon “no dice ‘la colonización está mal’. Jamás. Él hace historias de las cuales uno reflexiona sobre esto. Como en torno al pueblo herero. Esa historia es brutal. La desaparecieron del sur de África. En ese genocidio están involucradas varias facciones de los combatientes en la Segunda Guerra Mundial. Me enteré de esta historia por ese libro”.

En el texto, a través de 60 páginas, se aborda de manera detallada cómo la colonización desaparece a esta tribu.

Mar de personajes

El título incorpora también subtemas como los comandos negros de las facciones nazis, las relaciones políticas entre Rusia, los alemanes, los aliados y todo lo que queda después, pues empieza justo al final de la contienda mundial: ya se suicidó Hitler, los soldados están disgregados por toda Europa, muchos cometen muchas atrocidades y otros andan perdidos, como uno de los personajes principales: Slothrop.

“Este personaje tiene una curiosa relación con los cohetes V2. En los sitios en los que Slothrop ha tenido relaciones sexuales o ha tenido erecciones cayó un V2, lo que deriva en una especie de mapeo de los sitios por los que anda. Organizaciones de científicos pavlovianos que sometieron a este sujeto a un proceso de condicionamiento empiezan a buscarlo, distintas facciones entre los científicos, los alemanes, los rusos.

Slothrop es desparpajado, alucinante, se deja llevar por el mundo, va corriendo y pasa por un montón de aventuras mientras lo están persiguiendo. Esta historia está dentro de un mar de personajes y de otras historias. Es un poco siniestro. En las primeras páginas todo es convulso, pero a la mitad del libro de más de mil páginas te das cuenta de lo que está pasando. Slothrop desaparece como 300 páginas y luego reaparece.

Félix la define como una historia hecha de un montón de historias, tan amplio que no se agotan sus estudios. “Es tan compleja que, si ya con la primera novela que escribió Pynchon, V., se veía que el sujeto tenía un conocimiento enciclopédico, con El arco iris… dio un portazo y dejó bien claro las capacidades para abordar un tema tan sutil como el erotismo” y pasar al masoquismo y el sadismo en algunas ocasiones.

El arco iris... fue escrita entre la novela La subasta del lote 49 y el libro de cuentos Un lento aprendizaje. Ahí Pychon puso toda su energía. La segunda es una novelita pequeña y con una historia muy divertida sobre la detective Edipa Maas y el tercero reúne relatos muy cortos.

Dejarse llevar en la lectura

Franco Félix alertó que la paciencia es el principal rasgo de un lector de Pynchon. “Como con Jacques Derrida en la filosofía, cuando lees a Derrida no entiendes un carajo, pero te tienes que dejar llevar y, después de muchas páginas, dices: ‘ya sé a qué se refería ahí atrás’. Hay una generación de escritores que han avanzado con esta corriente de escritura, que llaman realismo delirante, como si todo estuviera dentro de un delirio, pero ahí enmedio puedes aprender cosas”.

Félix sostuvo que Pynchon también se acerca al real maravilloso del cubano y francés Alejo Carpentier (Lausana, 1904-París, 1980), quien en El reino de este mundo abordó “el problema de la colonia francesa y los haitianos. Esto le permitió hablar de chamanes, la violencia en las relaciones de poder, la esclavitud, el colonizado y el colonizante, las mitologías que existen dentro de las comunidades campesinas, los indígenas. A la fecha estos procesos de colonización siguen ahí enraizados culturalmente.

“Está más cerca de la locura o la genialidad que existe en la vida cotidiana. Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor, está en esa tradición: que trabaja con los elementos de la realidad y los convierte en algo terrorífico, en una cosa abrumadora. No hay nada fantástico en el libro. La brutalidad del texto es que es demasiado cercana a la realidad”.

Franco Félix añadió que en otra novela, Contraluz, el escritor utiliza la Exposición Mundial Colombina, realizada en Chicago en 1893, “para burlarse sobre la celebración de la llegada de Colón a América. Ahora con los estudios poscoloniales lo entendemos, pero Pynchon se está adelantando mucho a esto.

“La novela empieza con la exposición, a la que llegan Los chicos del azar, un grupo de jóvenes en un globo aerostático; aparece por ahí un perro leyendo a Henry James. Es una locura. Avanza hasta la Revolución Mexicana.

Pynchon utiliza dos perspectivas: la llegada de Colón, los españoles y toda la colonización y, al mismo tiempo, un gran hito de las revoluciones: la Revolución Mexicana, más clara que la guerra de Independencia en cuanto a la liberación del yugo extranjero y, en ese caso, de las ideas que hablan de un México afrancesado y europeizado, y cuando ya se levanta por fin un pueblo con su propia idiosincrasia.