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Tirado en la cama, lo único que podía hacer es dibujar: Gabriel Macotela

El pintor acudió a la inauguración de Rendija de luz, que permanecerá hasta el 28 de julio en Acapulco 62

Foto
Sin título, de la serie Rendija de luz, 2024.Foto cortesía de la galería
 
Periódico La Jornada
Domingo 30 de junio de 2024, p. 4

Tan esencial es el dibujo para Gabriel Macotela que fue uno de los principales alicientes y compañías que tuvo hace unos meses durante el tiempo que permaneció en cama hospitalizado y, posteriormente, en recuperación, ya en su casa.

Me siento ahora bastante bien. Pasé un momento muy fuerte, muy difícil, y ya estoy mejor. Agradezco a los médicos y a los amigos que me ayudaron muchísimo, así como al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, donde me trataron increíble. Sigo en tratamiento, pero ahí voy, señala el reconocido pintor y escultor mexicano, quien el 7 de octubre cumplirá 70 años.

Con su característica bonhomía, el maestro acepta una entrevista con La Jornada durante la inauguración de su muestra Rendija de luz, efectuada ayer en la galería Acapulco 62 (Dr. Atl 217, colonia Santa María La Ribera), donde permanecerá hasta el 28 de julio.

La exposición, como se informó ayer en estas páginas, está conformada por 51 dibujos realizados por Macotela durante su reciente estancia en el hospital, además de la instalación-maqueta El éxito de la guerra, que comenzó a elaborar a partir del conflicto bélico en Siria, con bloques de juguetes lego.

Estos dibujos son de tres o cuatro meses, cuando estuve hospitalizado; sí, me llevé mis cuadernos y lápices. Los trabajé acostado, solo, angustiado y conectado con varias cosas en mi cuerpo; nunca había pasado por algo así, es la primera vez que estoy en un hospital, y uno piensa en todo, en la vida, en lo que uno ha pasado; a parte de estar tirado en la cama, lo único que puede hacer uno es dibujar, explica.

Las temáticas de esas obras son las mismas que el artista y activista ha desarrollado a lo largo de su carrera, como paisajes, construcciones, figuras, rostros, barcos y naturalezas muertas, además de mantenerse en el borde entre lo abstracto y lo figurativo.

Me encanta esa batalla entre lo figurativo y lo abstracto, porque no soy un abstracto puro, sino que mezclo la figuración con una parte abstracta que viene mucho de mi influencia deconstructivista y cubista, así como de amigos y maestros que he tenido, como Gilberto Aceves Navarro, Vicente Rojo, Manuel Felguérez y Francisco Toledo, señala.

Cuenta Macotela que ha dibujado desde sus primeros años en La Esmeralda y luego en la Academia de San Carlos. Es una expresión que asume como la base, la esencia de lo que hace en pintura y escultura.

Para mí, es como el corazón de mi trabajo. El dibujo es una construcción en sí misma, sostiene y agrega que él estudió la Bauhaus, a Paul Klee, Kandinsky y otros (artistas) extremos, así como a Rufino Tamayo, Toledo, Aceves Navarro, Felguérez y Vicente Rojo.

Para concluir, aclara que nunca dibuja con una idea preconcebida: Hago un trazo y luego invento; voy improvisando. Creo mucho en la música, el jazz, la clásica y la contemporánea. Pienso que uno es como una partitura y uno traza una cosa y ésa te va guiando a otra de forma sucesiva. Esa es la belleza para mí.

Carpeta en apoyo al artista

Un grupo de amigos de Gabriel Macotela creó una carpeta de grabados para rendirle homenaje y apoyarlo en estas circunstancias complejas. El título de esa obra es Cuatro cariños para Gabriel y un Macotela.

Está integrada por una serigrafía con un texto del poeta nahua Mardonio Carballo y cuatro litografías de Demián Flores, Gustavo Monroy, Jesús Miranda y el propio Macotela.

El tiraje es de 25 ejemplares, cada uno numerado y firmado. Su precio es de 7 mil 500 pesos y puede adquirirse en la galería Acapulco 62 y en Maíz de Cacao Roma (Córdoba 148, entre Zacatecas y Guanajuato).