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Casa Mambré, un alivio para migrantes que sufren violencia

Fueron víctimas de desplazamiento, secuestro, tortura y violación

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▲ El refugio es uno de los pocos espacios en la CDMX que les brinda cobijo.Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de junio de 2024, p. 14

Migrantes víctimas de desplazamiento forzado, de agresiones de pandillas, secuestros, tortura, violencia de género contra las mujeres, entre otros delitos graves, han encontrado en Casa Mambré un lugar donde reponerse de las secuelas sicológicas y físicas, y encontrar alivio para continuar con su vida en México o para avanzar hacia Estados Unidos.

El albergue, ubicado en la alcaldía Iztapalapa, es uno de los pocos espacios en la ciudad que les brinda cobijo por tres o seis meses, pero hay casos de hasta un año. Eréndira Barajas, una de las encargadas del refugio de la organización Scalabrinianas: Misión para Migrantes y Refugiados, señala que a la fecha cuentan con 41 personas, incluidas familias, en su mayoría de Venezuela, Colombia, Centroamérica, Haití y Afganistán.

Refiere que las personas han sido víctimas de diversas violencias en sus países de origen y otros más en la ruta migrante por México, de ahí que la seguridad es un tema primordial para su funcionamiento.

Emma, nombre ficticio para resguardar su identidad, llegó hace siete meses huyendo de un grupo paramilitar de Colombia que la reclutó cuando tenía alrededor de 12 años de edad, y que tiempo después hizo lo mismo con su hermana menor.

La mujer, ahora de 30 años, comparte en entrevista que cuando estuvo reclutada en casas de seguridad, donde había muchísima mariguana, cocaína, armas y también otras niñas, fue forzada a empacar y vender droga, así como acudir a las fiestas del grupo en las que tenía que hacer lo que me pidieran.

El reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes, asegura, es común en la ciudad donde vivía. Relata que a ella se la llevaron por medio de un hombre que llegó a la escuela donde estudiaba el séptimo grado.

De aquel momento, refiere, sólo me acuerdo de reflejos de cosas que me pasaban, porque perdí el conocimiento. Sé que abusaron de mí muchas personas, y ya cuando reaccionaba estaba en sangre mi cuerpo.

Con voz tímida, señala que su estrategia para sobrevivir seis años fue sólo seguir las órdenes, pues era constante la amenaza de que la matarían. Hay que hacer que no ves, no oyes y no sabes nada.

El escape

Recuerda que a los 18 años escapó en un día de fiesta del grupo. Desde ahí se escondió en fincas, hasta que tras varios años regresó a su hogar.

Sin embargo, tras el reclutamiento forzado de su hermana, quien se atrevió a denunciar a los agresores, la familia vive amenazada. Indica que desde que eso pasó han estado en varios albergues, primero en Colombia, y ahora en la Ciudad de México, donde están en un proceso de reasentamiento en otro país.

Otra de las mujeres que vive en Casa Mambré es Caroline, nombre ficticio, quien salió de Honduras por amenazas de dos pandillas antagónicas. Asegura que pese a que ella no está involucrada con las Maras, la han intimidado por culpa del hermano de su ex pareja, que vendía información a ambos grupos.

Eso la llevó a abandonar su país junto con su ex pareja en septiembre de 2023. Sin embargo, en la ruta migratoria el hombre que decía amarla se volvió su violentador. Entrando a México empezó a ser más agresivo, pero nunca le demostré miedo porque sabía que si lo hacía me iría peor, expresa.

La joven finalmente lo dejó, pero aún teme que la busque. Y regresar a su país no es opción, allá me terminarán matando las pandillas.

Caroline afirma que en el albergue se siente segura, pero el miedo no desaparece, por lo que inició trámites para salir del país a uno más lejano y rehacer su vida.