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Orishas, Gogol Bordello y Michelle Blades pusieron a cantar y bailar a capitalinos

Tras siete años de ausencia, volvió el festival Radical Mestizo al Zócalo

 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de diciembre de 2019, p. 4

Durante el transcurso de la tarde a la noche es posible experimentar gran variedad de sensaciones. En la Ciudad de México se puede soportar una tarde calurosa, un crepúsculo agradable y una noche fresca en un mismo día, por ejemplo. También es posible escuchar música de reggae, rap, salsa, afrobeat, punk y jazz en un solo lugar ese mismo día.

El festival Radical Mestizo, organizado por el gobierno de la capital, brindó este sábado al público chilango una jornada de ritmos con artistas internacionales. En la plancha del Zócalo, el ambiente era de fiesta y relajación. Tras siete años de ausencia, la muestra musical fue recibida con los brazos abiertos por capitalinos y visitantes.

Entraban desde mediodía

Pasado el mediodía, había ya quienes llegaban para instalarse cerca del escenario montado frente a la Catedral Metropolitana.

Michelle Blades, hija y sobrina de Roberto y Rubén Blades, respectivamente, fue una de las primeras en subir a escena. Más tarde, las agrupaciones Kumbia Queers y 47 Soul se encargaron de mantener al público cerca del escenario durante la calurosa tarde.

Mientras el sol avanzaba, la concurrencía seguía llegando. La diversidad, tanto arriba como abajo del estrado, continuaba marcando la jornada. Los jóvenes eran los más numerosos.

Eran chicas con el cabello verde, azul o rosa, algunas otras con tatuajes, grandes arracadas y collares. Los varones usaban sombreros o turbantes mientras las barbas y rastas complementaban sus atuendos. 

El ambiente también permitía la presencia de familias con niños. No faltó el melómano solitario que observaba y escuchaba atento. O los vendedores ambulantes que ofrecían agua, cigarros o chicles.

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▲ El festival refrendó la hermandad de chilangos con diferentes culturas.Foto Yazmín Ortega Cortés

El crepúsculo y los 13 músicos del nigeriano Femi Kuti pusieron al público a bailar y aplaudir. La fusión de ritmos africanos y jazz de saxofones y enérgicas percusiones era celebrada por una audiencia cada vez más numerosa.

Ya en la oscuridad, los africanos continuaron su espectáculo. Mientras, en la plancha del Zócalo, las cervezas contrabandeadas iban y venían. También se podía percibir el olor de la cannabis desde diversos puntos de la plaza.

Orishas y su mezcla de rap y salsa fueron los siguentes en enfrentar al público. Lo hicieron para demostrar que el mestizaje musical no sólo es posible, sino que además es enriquecedor.

Canciones como Guantanamera y Chan chan fueron entonadas junto a los cubanos, quienes invitaron a un mariachi al escenario para reafirmar la hermandad entre ambas culturas.

Otra, otra, otra, coreaban los asistentes de primera vez a Orishas tras concluir su acto. Los mexicanos querían seguir bailando y los isleños salieron a complacer.

La última espera era para escuchar a Gogol Bordello, la banda de música gitana formada por migrantes de Europa del este. Alrededor de las nueve de la noche la agrupación hacía su aparición para poner a saltar a un Zócalo repleto.

El festival Radical Mestizo concluye este domingo con la presentación de Residente.