Sábado 28 de julio de 2018, p. 4
La habitual fila de ciudadanos que esperan ansiosos saludar a Andrés Manuel López Obrador o entregarle peticiones se vio alterada ayer por un operativo policiaco. Un presunto ladrón fue sometido justo en la barda de la casa de transición.
Por si la asistencia, variopinta, no fuera suficiente, poco antes del mediodía llegó un imitador de Pedro Infante. Con micrófono en mano soltó el “pasastes a mi lado, con gran indiferencia... y si vivo cien años, cien años pienso en ti”.
Entre los bocinazos del tráfico de la zona y las afinadas notas del cantante, tres directivos de Zhro, una compañía del sector energético asentada en Estados Unidos, intentaban anunciarse.
Detrás de la reja el guardia les pedía que aguardaran su turno. Tenemos cita con Rocío Nahle
, repetía en español uno de ellos, mientras su socio, angloparlante, preguntaba dónde había un baño. Después de una rápida investigación, el bilingüe del grupo le señaló hacia la contraesquina, una pequeña fonda. “It’s a small restaurant”. El hombre salió disparado, con portafolio bajo el brazo, a buscar el servicio.
Entre el tumulto, ya común en la entrada del inmueble ubicado en la calle Chihuahua, colonia Roma, se abrió paso también Lázaro Cárdenas Batel, asesor de una organización civil con sede en Washington. El ex gobernador de Michoacán comentó que su visita había sido sólo de cortesía, de carácter personal.
Pasado el mediodía, una vez que se permitió el ingreso al patio de la casa a decenas de reporteros, fotógrafos y camarógrafos, para la conferencia de prensa del virtual presidente electo, salieron de la casa de época porfiriana algunos de quienes integrarán el gabinete.
A prisa, para escapar de los reporteros, como ha ocurrido en días recientes, iba Carlos Urzúa, propuesto para Hacienda, y Gerardo Esquivel, subsecretario de Egresos.
Enseguida salió quien ocupará la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, al paso del periodista Pedro Miguel, del comité técnico del fideicomiso Por los Demás.
También Alfonso Romo, quien según las previsiones será nombrado jefe de la Oficina de la Presidencia de la República. En broma, el empresario regiomontano decía a los reporteros: hoy no habrá conferencia.
Y al término de esa rueda de prensa, López Obrador suplicó a quienes lo esperaban en la banqueta que no lo fueran a apachurrar. Así se abrió camino para subir al jetta blanco y salir rumbo al aeropuerto para viajar a la selva Lacandona. Antes de llegar a Chiapas hizo una escala en Tabasco.
Minutos después, pese a que el tabasqueño ya se había ido, la fila persistía. Y, por supuesto, también seguía el hombre preocupado por la suerte del ídolo de Guamuchil.
Palabras más palabras menos solicitaba una comisión de la verdad. Le venimos a pedir al señor López Obrador justicia para Pedro Infante, ya que él vivió escondido muchos años. Nos mintió el gobierno al hacer creer que murió en el avión
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