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Muestra una herencia mixta de africanos subsaharianos y pobladores de Medio Oriente

Revela ADN pistas de una misteriosa cultura de África de hace 15 mil años

Estudian restos hallados en el cementerio más antiguo del mundo, la Cueva de las Palomas, en Marruecos

La relacionan con los iberomauritanos, primeros en el área en producir herramientas de piedra más finas conocidas como microlitos, señalan especialistas

 
Periódico La Jornada
Jueves 22 de marzo de 2018, p. 2

Madrid.

ADN nuclear secuenciado de individuos que poblaron Marruecos hace 15 mil años, durante la Edad de Piedra Tardía, muestra una herencia genética mixta de Medio Oriente y el África subsahariana.

El trabajo, publicado en Science, se centró en el cementerio más antiguo del mundo, la Cueva de las Palomas, en Marruecos, y revela pistas sobre una misteriosa cultura antigua africana.

La investigación fue dirigida por Johannes Krause y Choongwon Jeong, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (Jena, Alemania), y Abdeljalil Bouzouggar, del Instituto Nacional de Ciencias de Arqueología y Patrimonio (Rabat, Marruecos).

El norte de África es un área importante en la historia de la evolución de nuestra especie. Su geografía también lo hace una zona interesante para estudiar cómo los humanos se expandieron fuera de ese continente. Es parte de este último, pero el desierto del Sahara presenta una barrera sustancial para viajar hacia y desde las regiones del sur.

Del mismo modo, pertenece a la región mediterránea, pero en el pasado el mar podría haber presentado también una barrera para la interacción con otros.

Entender mejor la historia del norte de África es fundamental para comprender la de nuestra especie, explicó el coautor Saaïd Amzazi, de la Universidad Mohammed V en Rabat, Marruecos.

El equipo observó un sitio de entierro en Cueva de las Palomas, cerca de Taforalt, asociado con la cultura ‘iberomaurisiense’ posterior de la Edad de Piedra. Se cree que los iberomauritanos son los primeros en el área en producir herramientas de piedra más finas conocidas como microlitos.

La Cueva de las Palomas es un sitio crucial para comprender la historia humana del noroeste de África, ya que los hombres modernos con frecuencia habitaban ese sitio durante periodos prolongados en la Edad de Piedra Media y posterior, señaló la coautora Louise Humphrey, del Museo de Historia Natural en Londres, Reino Unido.

Hay evidencia de hace alrededor de 15 mil años de un uso más intensivo del sitio y de que los iberomauritanos comenzaron a enterrar a sus muertos en la parte posterior de la cueva, describió Humphrey.

Los investigadores analizaron el ADN de nueve individuos de Taforalt mediante una secuencia avanzada y métodos analíticos, de forma que pudieron recuperar datos mitocondriales de siete de los individuos y datos nucleares de todo el genoma de cinco.

Debido a la edad de las muestras, de unos 15 mil años, y la pobre preservación característica del área, se trata de un logro sin precedente. Este es el primero y más antiguo ADN de nuestra especie recuperado en África, subrayó Abdeljalil Bouzouggar.

Condiciones desafiantes para la conservación

“Debido a las condiciones desafiantes para la preservación del ADN, se han recuperado relativamente pocos genomas antiguos de África y ninguno de ellos es anterior a la introducción de la agricultura en el norte de ese continente, explicó el primer autor Marieke van de Loosdrecht, del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

La reconstrucción exitosa del genoma fue posible mediante métodos especializados para recuperar ADN altamente degradado y métodos de análisis relativamente nuevos para caracterizar los perfiles genéticos de estos individuos.

Los científicos hallaron dos componentes principales del patrimonio genético. Alrededor de dos tercios se relaciona con poblaciones contemporáneas del Levante y aproximadamente uno es más similar a los africanos subsaharianos modernos, en particular a los africanos occidentales.

La alta proporción de ascendencia de Medio Oriente muestra que la conexión entre el norte de África y esa región comenzó mucho antes de lo que se pensaba. Aunque se han demostrado nexos entre estas regiones en estudios anteriores de periodos más recientes, generalmente no se creía que los humanos interactuaran por medio de estas distancias durante la Edad de Piedra.

Nuestro análisis muestra que el norte de África y Medio Oriente, incluso en esta época temprana, formaban parte de una región sin una gran barrera genética, explicó el coautor principal Choongwon Jeong.

Aunque el Sahara sí presentó una barrera física, hubo una clara interacción en ese momento. Los fuertes nexos entre los individuos de Taforalt y las poblaciones subsaharianas muestra que las relaciones por medio de este vasto desierto ocurrieron mucho antes de lo que se pensaba.

La proporción de ascendencia subsahariana de los individuos Taforalt, un tercio, es un porcentaje más alto que el hallado en las poblaciones modernas en Marruecos y otras del norte de África.

A pesar de que los especialistas encontraron marcadores claros que vinculan el patrimonio, en relación con el África subsahariana ninguna población anteriormente identificada tiene la combinación precisa de marcadores genéticos que presentaban los individuos de Taforalt.