El Vaticano.

El cardenal australiano George Pell, uno de los principales asesores del papa Francisco, anunció este jueves que dejará temporalmente su cargo de responsable de las finanzas del Vaticano, después de que el miércoles la policía australiana hizo públicas acusaciones múltiples de abusos sexuales contra menores, presuntamente perpetrados por el religioso.

Pell, de 76 años, es el funcionario vaticano de mayor jerarquía que se haya visto implicado en el prolongado escándalo de abusos sexuales dentro de la Iglesia; el giro de los acontecimientos supone un nuevo y gran obstáculo a los esfuerzos de Francisco para reformar la sede católica.

Pell compareció ayer ante la prensa y negó las acusaciones, denunciando lo que calificó de difamación incesante en los medios; dijo que regresará a Australia para confrontar los cargos. Repito que soy inocente de estos cargos. Son falsos. La sola idea del abuso sexual es abominable para mí, aseveró.

El Vaticano dijo que la licencia entra en vigor inmediatamente, y que mientras dure no participará de acto litúrgico público alguno. El prelado dijo que su intención es regresar a Roma para reanudar su tarea en el ministerio de economía.

Pell había sido acusado desde 2002 de abusos sexuales por presuntos hechos de larga data, pero fue declarado inocente. En 2014 fue llamado a Roma por Francisco para ofrecerle dirigir una amplia e inédita obra de reformas económicas en el Vaticano, que podría sacudir los cimientos de la institución.

El subjefe de policía del estado de Victoria, Shane Patton, anunció que convocó al prelado a responder en la corte a varios cargos de delitos históricos de abuso sexual, es decir, cometidos hace mucho tiempo. Dijo que hay muchos denunciantes, pero no dio detalles.

Pell fue citado a comparecer en la corte de Melbourne el 18 de julio. El Vaticano se enteró con pesar de los cargos y concedió licencia a Pell para que se defienda, señaló el portavoz Greg Burke. Las tareas habituales de la oficina de finanzas continuarán en su ausencia, añadió.

Burke aseguró que el Vaticano respeta la justicia australiana, pero recordó que el cardenal había condenado reiteradamente, por inmorales e intolerables, los abusos sexuales contra menores.