En sesión solemne, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) despidió ayer a Juan N. Silva Meza y Olga Sánchez Cordero, últimos ministros de la primera integración del máximo tribunal de 1995, quienes siempre hicieron una gran mancuerna de jueces por la libertad.

Ante los plenos de la Corte, del consejo de la Judicatura Federal y de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el ministro Arturo Zaldívar dijo lo anterior en representación de los togados y destacó que doña Olga y don Juan se destacaron por su vocación en defensa de los derechos humanos y votaron, una y otra vez, a lo largo de casi 21 años, por hacer un país más libre y más igualitario.

En tanto, Silva Meza aseveró que el México desigual que tenemos es el gran lastre y la gran preocupación de un país democrático que no logra aún construir una verdadera ciudadanía. El acceso a la justicia de los más desvalidos es todavía la gran asignatura pendiente.

El germen de la libertad, sembrado: Sánchez Cordero

Ante los tiempos muy dolorosos que vivimos, dijo el ministro saliente en alusión al discurso que dio el año pasado durante su último informe de labores como presidente de la Suprema Corte, y en referencia a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, aseveró: Desde el Poder Judicial de la Federación debemos insistir en que en tiempos en los que la tranquilidad y la armonía se ven amenazadas, hay que buscar soluciones en la Constitución y no fuera de ella.

En tanto, Sánchez Cordero destacó que la SCJN ha sembrado el germen de la libertad al defender los derechos esenciales que se implican en la libertad de expresión, en la libre determinación de la sexualidad, el debido proceso y la libertad contractual, y agregó que en la libertad todo florece; en la restricción se marchita.

En su último discurso como integrante del pleno del máximo tribunal, agregó que la Corte actual ha retomado el principio de la autonomía de la voluntad, “destacando el libre desarrollo de la personalidad como derecho humano, en precedentes como el divorcio encausado, el matrimonio incausado, el matrimonio igualitario y la autorización de uso lúdico de la cannabis”.

Destacó que la armonización de los derechos humanos, a partir de la reforma constitucional de 2011, con aquellos incluidos en tratados y convenios internacionales sólo es una muestra de los retos que vienen por delante.

A su vez, Silva Meza, al repasar su paso por el máximo tribunal, destacó que la Corte es pieza fundamental de nuestra democracia; debe ser garante de los derechos fundamentales, mientras los jueces debemos seguir siendo la última línea de defensa de los derechos de las personas.

En este contexto, indicó, la Carta Magna resulta indispensable para la protección de los derechos fundamentales porque debe garantizarlos aun en estado de excepción.

Juzgador durante más de 40 años, Silva precisó que con la misma fuerza que los jueces deben resistir las presiones, en el otro extremo deben hacerlo con la tentación al reconocimiento. No hay peligro más digno de ser evitado que aquel que procede de la aprobación ajena.

Concluyó diciendo que cuando tomó posesión de su encargo en la Corte le fue impuesta esta toga, como símbolo de mi alta investidura. La recibí con orgullo; la he llevado con dignidad y hoy la entrego aquí, sin mancha.

En la ceremonia también estuvieron presentes el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, y el líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones (se desconoce quién de los ministros los invitó), así como varios ministros en retiro y familiares y amigos de los homenajeados.

Arturo Zaldívar dijo en relación con Sánchez Cordero: La ministra es un icono en la lucha por la reivindicación de las mujeres. Primera notaria del Distrito Federal, profesora por oposición en la UNAM y apenas novena ministra de la Corte, su trayectoria y su jurisprudencia han abierto brecha para otras mujeres en el camino inacabado de la igualdad entre hombres y mujeres.

Acerca de Silva Meza, señaló: Tiene usted entre sus pares y en el ámbito internacional el respeto que inspiran su congruencia, rectitud, seriedad y entereza.