De 2000 a la fecha, el acervo de la institución ha aumentado de mil 300 a 280 mil documentos
Conocer los orígenes fortalecerá los valores de la comunidad: Jesús Ávila, presidente del Decanato
Por el rescate de información hemos constatado cosas que sólo se conocían de oídas: jefa del área
Lunes 24 de enero de 2011, p. a10
En una labor meteórica, el Archivo Histórico del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que el pasado 17 de octubre cumplió apenas 10 años, ha logrado pasar de un acervo de sólo mil 300 documentos a más de 280 mil, en una búsqueda afanosa para saber, dicen los politécnicos, qué somos y cómo hemos llegado a ser
.
Mediante el conocimiento de la historia del instituto se busca fortalecer los valores, principios e identidad de la comunidad politécnica, dice en entrevista el ingeniero químico Jesús Ávila Galinzoga, titular de la Presidencia del Decanato, organismo que reúne a los decanos de todas las instituciones de esa casa de estudios, y además es responsable del Archivo Histórico Central de la misma, el cual es el cerebro
de todo el sistema de acervos del IPN.
La documentación sobre la historia del Politécnico, comenta el funcionario, estaba dispersa, no se había desarrollado un proyecto integral para rescatar la mayoría, concentrarla, restaurarla, catalogarla y ponerla a disposición de estudiosos y público en general.
Hasta el año 2000 se pudo realizar esa labor, con la creación del Archivo Histórico, que en una década ha realizado un trabajo impresionante de rescate documental. Es prácticamente un archivo virgen, aún por investigar
, afirma Ávila Galinzoga.
Según información del propio archivo, se calcula que en 1930 había en el país unas 88 escuelas con perfil técnico, industrial y comercial, las cuales crecían de manera acelerada, pero sin un plan definido ni una dirección central que coordinara los esfuerzos educativos.
Ávila Galinzoga recuerda que el IPN fue creado en 1936 durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas para impulsar la educación técnica del país, pero sus antecedentes se remontan al siglo XIX y, más allá, a las escuelas de oficios del virreinato.
Sin embargo, señala que la enseñanza en esas escuelas era muy elemental, porque la corona española prohibía el desarrollo de la mayoría de las industrias, como la textil, con el fin de propiciar la importación de mercancías de otras colonias y de la metrópoli.
Ya en el México independiente, en 1845, fue creado el Instituto Comercial, antecedente de la actual Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA). En 1857 se fundó la Escuela de Artes y Oficios, que con el tiempo se convertiría en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME). En 1895 se creó la Escuela Nacional de Medicina Homeopática, antecedente de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH).
En 1915 surgió la Escuela Práctica de Ingenieros Mecánicos y Electricistas, que devino la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME). En 1922 fue abierta la Escuela Técnica de Maestros Constructores, actual Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA). En 1924 se fundó el Instituto Técnico Industrial, que luego dio origen a los centros de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) Gonzalo Vázquez Vela y Wilfrido Massieu.
En 1933 se crearon dos escuelas federales de la industria textil, una en Río Blanco, Veracruz, y la otra en el Distrito Federal, actual Escuela Superior de Ingeniería Textil (ESIT). En 1934, dentro de la Universidad Gabino Barreda, nació la Escuela de Bacteriología, antecedente de la actual Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB).
En 1925, en la Secretaría de Educación Pública ya se había integrado el Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial, con el fin de coordinar esfuerzos. En 1932 se creó el Proyecto Conceptual de la Escuela Politécnica Nacional, integrada por la Preparatoria Técnica y las Escuelas Superiores de Ingeniería Mecánica y Eléctrica y la de Construcción.
En 1935, ya durante el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, se integró una comisión para elaborar el proyecto del Instituto Politécnico Nacional, y luego se instituyó el Consejo de Educación Superior y la Investigación Científica, que recibió dicho proyecto.
El primero de enero de 1936 se anunció en el diario El Universal la creación oficial del IPN, que se encargaría de las escuelas técnicas ya en operación. Cuatro días después, en otros periódicos, se publicó que el 16 de ese mes comenzarían las inscripciones y clases para prevocacional, vocacional y profesional.
Esto es importante, porque hasta ese momento no se ha encontrado
un documento concreto que dé cuenta de la fundación del Politécnico; es decir, su acta de nacimiento
. Cabe destacar que el 20 de febrero de 1937 se inauguraron los cursos del IPN, en una ceremonia solemne en el Palacio de Bellas Artes.
Entre otras etapas, Ávila Galinzoga menciona que durante el sexenio del presidente Manuel Ávila Camacho el apoyo al IPN fue menor y en el de Miguel Alemán, mayor. Comenta que el instituto se convirtió en el motor del desarrollo del país
durante el periodo de auge económico llamado de sustitución de importaciones
, detonado porque Estados Unidos concentró su aparato económico a producir para la Segunda Guerra Mundial, lo que también propició el llamado desarrollo estabilizador
.
La larga historia de la educación técnica previa a la creación del IPN, en 1936, y muchos otros acontecimientos posteriores –como la fundación de las enormes instalaciones de Zacatenco en 1959, en el norte de la ciudad–, son ahora susceptibles de ser investigados en los documentos escritos e iconográficos resguardados por el Archivo Histórico del instituto.
Mientras tanto, y como dicen la jefa del archivo Histórico Central, Norma Patricia Rodríguez Gasca, y el responsable de información del mismo, Abraham Valencia, gracias al rescate de información hemos podido constatar muchas cosas que sólo se conocían de oídas. Ante los mitos, ahora vamos fijando la información histórica, verídica
.
Ambos comentan que el sistema de archivos del Politécnico se organizó a partir del Archivo Histórico Central, cuya sede ocupa parte del Centro Cultural Juan de Dios Bátiz, conocido como El Cuadrilátero, en las instalaciones del Casco de Santo Tomás.
A él se suman los acervos locales de las escuelas, centros y unidades de enseñanza e investigación de todo el IPN en la ciudad de México y otros estados de la República, así como de los organismos auxiliares, como el Canal 11 o los centros de educación continua. Al menos, unas 58 instituciones.
Su acervo está conformado por las áreas de Fototeca, Hemeroteca, Biblioteca, Documental, Banco de datos, Histórica escolar, Histórica de personal, Impresos sueltos, Audiovisual, Colecciones especiales y Museo.
El propósito principal del Archivo Histórico del IPN, comentan, es rescatar, conservar, organizar y difundir la memoria documental del instituto, lo que ha hecho con creces al multiplicar el acervo de la historia de esta casa de estudios y generar información y publicaciones como El Cronista Politécnico, hojas volantes, folletos, carteles y textos en la Gaceta Politécnica.
Se realizan además exposiciones temporales, como una fotográfica sobre las escuelas técnicas durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, de la colección Miguel Bernard, bajo resguardo del archivo, y una muestra permanente llamada La Galería de Directores, que ofrece una cronología administrativa
.